NUEVO ESPACIO PARA COMPARTIR

En esta foto se ven las montañas "abriendo sus puertas" para que entre la ruta y el río juntos al pueblo, quizás el más lindo de la Argentina, colgado al pie de esa piedra impresionante que es el cerro Fitz Roy.
Ese pueblo que nos invita a pasar es El Chaltén, en la patagónica Santa Cruz.
Esta página, es como esa puerta, que permite mirar en el lugar en que subo algunas de las cosas de mi archivo personal, que me acompaña a todas partes. La mayor parte de ellas, pertenecen a otra gente; otras, las menos, son propias.
Algunas, a algunos cercanos a mi vida, a mis afectos. A una parte de ellas, algunos hábiles talentosos les han puesto música.
Otras no la precisan.
Seguiré buscando y subiendo otras cosas por allí, nuevas y no tanto, las que de a poco se irán haciendo mías también.
Espero que las disfruten tanto como las disfruto yo.
Y si quieren subir algún comentario, será bienvenido..!
(rt)




viernes, septiembre 17, 2010

Hermanos que hoy se odian

Alvear se aloja en una casa de Bedford Square, a un costado del Museo Británico. Es una zona elegante, donde habitan abogados y peces.
Dicen que esta noche Alvear irá a la Opera Italiana, donde Gioachino Rossini, que se halla en Londres, dirigirá El Barbero de Sevilla. El General no quiere encontrarse con su viejo camarada y Alvear prefiere no ver a San Martín.
Hace trece años partieron juntos de aquí, rumbo al Río de Plata. Viajaron en la fragata George Canning, y al llegar a Buenos Aires quedaron hermanados en la Logia Lautaro. Poco después dieron por tierra con el Primer Triunvirato, y 26 días más tarde, cuando San Martín desposó a Remedios, Alvear fue el padrino de velación.
Hoy, Alvear abomina a San Martín por "su tiranía y crueldades en Chile; su carácter detestable; sus tendencias al absolutismo; su cobardía en las funciones de guerra en Chile y Perú; sus irregularidades en Lima, su conducta en la familia en la que se ha enlazado en Buenos Aires y con su esposa, Doña Remedios de Escalada".
El distanciamiento comenzó en 1813, cuando Alvear presidió la Asamblea del año XIII. Esa Asamblea no declaró, como San Martín pretendía, la defini¬tiva independencia de las Provincias Unidas.
Tampoco estableció un régimen de gobierno que, haciendo partícipe al interior, diera cohesión al nuevo Estado.
No sólo eso: rechazó, con argucias, los diplomas de los diputados orientales, que obedecían a Artigas.
San Martín temía que un gobierno centralista, renuente a la independencia y ofuscado con Artigas, terminara obsequiándole las Provincias Unidas a Portugal o Inglaterra.
El temor creció cuando la Asamblea, además de concentrar el poder en un solitario Director Supremo, nombró como tal a un tío de Alvear, Gervasio Antonio de Posadas. Éste declaró traidor a Artigas y le puso precio (6.000 pesos) a su cabeza.
Se gestaba así una dictadura porteña, ante la cual se alzarán Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba, unidas a los orientales de Artigas en la Liga de los Pueblos Libres.
Fue para luchar contra esa liga que, años después, los gobiernos porteños le reclamaron infructuosamente a San Martín su retorno a la patria.
De cualquier manera, la relación con Alvear se dañó, pero no se fracturó, en el 13. Fue Posadas, en definitiva, quien designó a San Martín Gobernador de Cuyo, permitiéndole "establecerse en Mendo¬za", como preveía Maitland.
La ruptura se produjo cuando Alvear, sucesor de su tío en 1815, pretendió hacer de las Provincias Unidas un protectorado in¬glés.
Eso probó que San Martín había interpretado bien las señales, aunque su presagio no había llegado al extremo de anticipar que Al¬vear pudiera escribirle al Primer Ministro inglés: "Estas provincias desean pertenecer a la Gran Bretaña, recibir sus leyes, obedecer a su gobierno y vivir bajo su influjo poderoso. Ellas se abandonan sin condición alguna a la generosidad y buena fe del pue¬blo inglés, y yo estoy dispuesto a sostener tan justa solicitud para li¬brarlas de los males que las afligen. Es necesario que se aprovechen los momentos, que vengan tropas que impongan a los genios díscolos,y un jefe autorizado que empiece a dar al país las formas que sean del beneplácito del rey y de la nación, a cuyos efectos espero que V.E. me dará sus avisos con la reserva y prontitud que conviene preparar oportunamente la ejecución".

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