NUEVO ESPACIO PARA COMPARTIR

En esta foto se ven las montañas "abriendo sus puertas" para que entre la ruta y el río juntos al pueblo, quizás el más lindo de la Argentina, colgado al pie de esa piedra impresionante que es el cerro Fitz Roy.
Ese pueblo que nos invita a pasar es El Chaltén, en la patagónica Santa Cruz.
Esta página, es como esa puerta, que permite mirar en el lugar en que subo algunas de las cosas de mi archivo personal, que me acompaña a todas partes. La mayor parte de ellas, pertenecen a otra gente; otras, las menos, son propias.
Algunas, a algunos cercanos a mi vida, a mis afectos. A una parte de ellas, algunos hábiles talentosos les han puesto música.
Otras no la precisan.
Seguiré buscando y subiendo otras cosas por allí, nuevas y no tanto, las que de a poco se irán haciendo mías también.
Espero que las disfruten tanto como las disfruto yo.
Y si quieren subir algún comentario, será bienvenido..!
(rt)




lunes, septiembre 20, 2010

¿Qué es la matemática? / Por Adrián Paenza

Estas reflexiones fueron inspiradas en un libro de Keith Devlin (¿Qué es la matemática?). Sugiero que lean con la mayor flexibilidad posible. No es patrimonio mío (ni mucho menos). Es un recorrido por una historia que me parece que uno no debería ignorar y, quizá, cuando termine, haya aprendido algo que no sabía.

Si hoy parara a una persona por la calle y le preguntara "¿qué es la matemática?", probablemente contestaría que es el estudio o la ciencia de los números. Lo cierto es que esta definición tenía vigencia hace unos 2500 años. O sea, que la información que tiene el ciudadano común sobre una de las ciencias básicas es equivalente a la de ¡veinticinco siglos atrás! ¿Hay algún otro ejemplo tan patético en la vida cotidiana?

En ese tiempo, la humanidad ha recorrido un camino tan largo y tan rico que creo que podríamos aspirar a tener una respuesta un poco más actual.

Es probable que la mayoría de la gente esté dispuesta a aceptar que la matemática hace aportes valiosos en los diferentes aspectos de la vida diaria, pero no tiene idea de su esencia ni de la investigación que se hace actualmente en matemática, ni hablar de sus progresos y expansión.

Para lograr captar algo de su espíritu, acompáñeme en este viaje que sirve para refrescar –a muy grandes rasgos– los primeros pasos y la evolución de la matemática a través del tiempo. La respuesta a la pregunta –¿qué es la matemática?– ha variado mucho en el transcurso de la historia. Hasta unos 500 años antes de Cristo, aproximadamente, la matemática era –efectivamente– el estudio de los números. Me refiero, por supuesto, al período de los matemáticos egipcios y babilonios, en cuyas civilizaciones la matemática consistía casi absolutamente en aritmética. Se parecía a un recetario de cocina: haga esto y aquello con un número y obtendrá tal respuesta. Era como poner ingredientes en la batidora y hacer un licuado. Los escribas egipcios utilizaban la matemática para la contabilidad, mientras que en Babilonia eran los astrónomos los que la desarrollaban de acuerdo con sus necesidades.

Durante el período que abarcó desde los 500 años antes de Cristo hasta los 300 después de Cristo, aproximadamente 800 años, los matemáticos griegos demostraron preocupación e interés por el estudio de la geometría. Tanto que pensaron a los números en forma geométrica. Para los griegos, los números eran herramientas. Así fue como los números de los babilonios “les quedaron chicos...”, ya no les alcanzaban. Tenían los naturales (1, 2, 3, 4, 5, etc.) y los enteros (que son los naturales más el cero y los números negativos), pero no eran suficientes.

Los babilonios ya tenían también los números racionales, o sea los cocientes entre los enteros (por ejemplo: 1/2, 5/3, -7/8, (-13/15), 7/-19, 0, 12/13, etc.), que proveían el desarrollo decimal (5,67 o 3,8479) y los números periódicos (0,4444... o 0,191919...). Estos les permitían medir, por ejemplo, magnitudes mayores que cinco, pero menores que seis. Pero aún así eran insuficientes.

Algunas escuelas como la de los “pitagóricos” (que se prometían en forma mística no difundir el saber) pretendían que todo fuera mensurable, y por eso casi enloquecieron cuando no podían “medir bien” la hipotenusa de un triángulo rectángulo cuyos catetos midieran uno. O sea, había medidas para las cuales los números de los griegos no se adecuaban o no se correspondían. Es entonces que “descubrieron” los números irracionales... o no les quedó más remedio que admitir su existencia.

El interés de los griegos por los números como herramientas y su énfasis en la geometría elevaron a la matemática al estudio de los números y también de las formas. Allí es donde empieza a aparecer algo más. Comienza la expansión de la matemática que ya no se detendrá. De hecho, fue con los griegos que la matemática se transformó en un área de estudio y dejó de ser una mera colección de técnicas para medir y para contar. La consideraban como un objeto interesante de estudio intelectual que comprendía elementos tanto estéticos como religiosos.

Y fue un griego, Tales de Mileto, el que introdujo la idea de que las afirmaciones que se hacían en matemática podían ser probadas a través de argumentos lógicos y formales. Esta innovación en el pensamiento marcó el origen de los teoremas, pilares de las matemáticas.

Muy sintéticamente podríamos decir que la aproximación novedosa de los griegos a la matemática culmina con la publicación del famoso libro Los elementos, de Euclides, algo así como el texto de mayor circulación en el mundo después de la Biblia. En su época, este libro de matemática fue tan popular como las enseñanzas de Dios. Y como la Biblia no podía explicar al número p, lo “hacía” valer 3.

Siguiendo con esta pintura a trazos muy gruesos de la historia, es curioso que no haya habido demasiados cambios en la evolución de las matemáticas sino hasta mediados del siglo XVII, cuando –simultáneamente en Inglaterra y en Alemania– Newton, por un lado, y Leibniz, por el otro, “inventaron” el cálculo.

El cálculo abrió todo un mundo de nuevas posibilidades porque permitió el estudio del movimiento y del cambio. Hasta ese momento, la matemática era una cosa rígida y estática. Con ellos aparece la noción de “límite”: la idea o el concepto de que uno puede acercarse tanto a algo como quiera, aunque no lo alcance. Así “explotan” el cálculo diferencial, infinitesimal, etcétera. Con el advenimiento del cálculo, la matemática que parecía condenada a contar, a medir, a describir formas, a estudiar objetos estáticos, se libera de sus cadenas y comienza a “moverse”.

Los matemáticos estuvieron en mejores condiciones de estudiar el movimiento de los planetas, la expansión de los gases, el flujo de los líquidos, la caída de los cuerpos, las fuerzas físicas, el magnetismo, la electricidad, el crecimiento de las plantas y los animales, la propagación de las epidemias, etcétera.

Después de Newton y Leibniz, la matemática se convirtió en el estudio de los números, las formas, el movimiento, el cambio y el espacio. La mayor parte del trabajo inicial que involucraba el cálculo se dirigió al estudio de la física. De hecho, muchos de los grandes matemáticos de la época fueron también físicos notables. En aquel momento no había una división tan tajante entre las diferentes disciplinas del saber como la hay en nuestros días. El conocimiento no era tan vasto y una misma persona podía ser artista, matemática, física, y otras cosas más, como lo fueron, entre otros, Leonardo Da Vinci y Miguel Angel.

A partir de la mitad del siglo XVIII nació el interés en la matemática como objeto de estudio. En otras palabras, la gente comenzó a estudiar la matemática ya no sólo por sus posibles aplicaciones, sino por los desafíos que vislumbraba la enorme potencia introducida por el cálculo.

Sobre el final del siglo XIX, la matemática se había convertido en el estudio del número, de la forma, del movimiento, del cambio, del espacio y también de las herramientas matemáticas que se utilizaban para ese estudio.

La explosión de la actividad matemática ocurrida en este siglo fue imponente. Sobre el comienzo del año 1900, el conocimiento matemático de todo el mundo hubiera cabido en una enciclopedia de 80 volúmenes. Si hoy hiciéramos el mismo cálculo, estaríamos hablando de más de 100 mil tomos.

El desarrollo de la matemática incluye numerosas nuevas ramas. En alguna época las ramas eran doce, entre las que se hallaban la aritmética, la geometría, el cálculo, etcétera. Luego de lo que llamamos “explosión” surgieron alrededor de 60 o 70 categorías en las cuales se pueden dividir las diferentes áreas de la matemática. Es más, algunas –como el álgebra y la topología– se han bifurcado en múltiples subramas. Por otro lado, hay objetos totalmente nuevos, de aparición reciente, como la teoría de la complejidad o la teoría de los sistemas dinámicos.

Debido a este crecimiento tremendo de la actividad matemática, uno podría ser tildado de reduccionista si a la pregunta de “¿qué es la matemática?” respondiera: “Es lo que los matemáticos hacen para ganarse la vida”.

Hace tan sólo unos veinte años nació la propuesta de una definición de la matemática que tuvo –y todavía tiene– bastante consenso entre los matemáticos. “La matemática es la ciencia de los patterns” (o de los patrones).

En líneas muy generales, lo que hace un matemático es examinar patterns abstractos. Es decir, buscar peculiaridades, cosas que se repitan, patrones numéricos, de forma, de movimiento, de comportamiento, etcétera. Estos patterns pueden ser tanto reales como imaginarios, visuales o mentales, estáticos o dinámicos, cualitativos o cuantitativos, puramente utilitarios o no. Pueden emerger del mundo que nos rodea, de las profundidades del espacio y del tiempo o de los debates internos de la mente.

Como se ve, contestar la pregunta –¿qué es la matemática?– con un simple “es el estudio de los números”, a esta altura del siglo XXI es cuanto menos un grave problema de información, cuya responsabilidad mayor no pasa por quienes eso piensan sino de los que nos quedamos de este otro lado, disfrutando algo que no sabemos compartir.

La nueva multipolaridad llega a América latina - por Oscar Raúl Cardoso

El declive del predominio estadounidense y la emergencia de China, Rusia e India como potencias con proyecciones globales colocan a la región frente a desafíos inéditos.

Hace unos días en Nueva York, el canciller chino Li Zhaoxing sen¬tenció que la presente crisis eco¬nómica "será profunda y prolongada" para beneficio de su interlocutor y colega argentino Jorge Taiana. Convengamos que la frase es casi un resumen de lo que se puede leer o escuchar de boca de los más variados analistas. Pero cuando proviene de alguien que habla en nombre de una de las grandes economías del planeta, el diagnóstico sombrío adquiere una dimen¬sión diferente, que introduce al menos una pizca de hielo en la sangre.
El jefe de la diplomacia del gobierno que encabeza Hu-Jintao pareció a su contertu¬lio como un hombre que estaba cómodo con lo que podía prever del futuro para su país. Menos incentivadas sus arrugas por la presión del temor, como es fácil descu¬brir hoy en las fotos de muchos líderes occidentales. Es como si Beijing viese lo que sucede como la turbulencia inevitable en el inicio de un cambio.
En el curso de los últimos días Taiana pudo, por las circunstancias, completar una visión diferente de los efectos posi¬bles de la presente situación. Ya en Buenos Aires recibió a Nikolai Patrushev, el hoy titular del Consejo de Seguridad Nacional ruso, un hombre que proviene -al igual que el primer ministro Vladimir Putin- del aparato de inteligencia ya que estuvo al frente del organismo que sucedió al antiguo KGB soviético, el Servicio Federal d Seguridad (FSB).
La del ruso es una presencia que pasó inmerecidamente subvalorada en la información, porque la misión de Patrushev es parte de la ofensiva político-militar de Moscú sobre América latina, uno de cuyos puntos centrales es defender la "inocencia" en la reciente crisis en Georgia. En términos generales" el mensaje que trajo Patrushev puede traducirse en "estamos de vuelta en el mapa de poder internacional.
Este viaje parece parte de la misma trama que llevó a Venezuela dos bombarderos - estratégicos rusos, la venta de armas en la región y que avanzará en los próximos meses con ejercicios militares venezolano-rusos y que llevó a Moscú a sondear la posibilidad de tener una participación en el futuro Consejo de Seguridad de América del Sur, un organismo que está promo¬viendo Brasil y en el que no participaría Estados Unidos.
Si uno se dejara atravesar por la urgencia de los símbolos, podría verse tentado a inferir de estos y otros hechos que parece haber en marcha el desafío más importante a la "Doctrina Monroe" de 1823 -ninguna potencia extracontinental se mezclará en los asuntos de las repúblicas americanas, consideradas zona de influencia exclusiva de Washington- desde los días del giro pro soviético de la revolución de Cuba en los años 60.
Hay una medida del orden internacio¬nal -Estados Unidos como la híper potencia planetaria- que surgió con fuerza después del colapso soviético que está crujiendo ba¬jo el peso de los presentes y elefantiásicos problemas económicos.
El unilateralismo que venía como privi¬legio del liderazgo global se está volvien¬do disfuncional o, por lo menos, sale más caro de lo que los estadounidenses pueden y están dispuestos a pagar.
Veamos un solo ejemplo. Estados Unidos tiene una deuda nacional de 10 billones de dólares -sí, diez millones de millones y crece a razón de un promedio de 3450 millones por día (esto es antes de comenzar a computar el costo del rescate financiero).
Un solo país tiene en sus cofres los "pa¬garés" de ese endeudamiento estadounidense: China. Es interesante notar aquí que la burbuja especulativa inmobiliaria que nos acercó a todos al precipicio econó¬mico se financió con créditos chinos.
¿Qué pasaría si Beijing quisiera pasar a otras posiciones? ¿O si decidiera que el dó¬lar no vale lo que pretende el país emisor? Es improbable que algo así ocurra al menos en el futuro inmediato, pero la posibilidad habla claramente de una vulnerabilidad en el liderazgo global de Washington que las guerras del presente y las épicas retóricas de George W. Bush contra el terrorismo ya no pueden disimular.
Por lo demás, una cierta visión del fu¬turo se hace más notoria en las presentes circunstancias, la de la emergencia de Chi¬na, Rusia e India como potencias cuanto menos regionales que desean marcar la cancha global y quizá un distanciamiento en la sociedad atlán-tica (Estados Unidos-Europa). No es una vi¬sión nueva; economistas y expertos en relaciones interna¬cionales, H e n r y Kissinger entre és¬tos, hace tiempo que vienen antici¬pando un mun¬do mucho más multipolar. La mayor diferen¬cia en estos pronósti¬cos está dada por los que ven en el futuro una declinación del poder estadounidense y los que no admiten esta última posibilidad. Pero la realidad hace que esta dife¬rencia sea apenas teórica. Moscú, Beijing y Nueva Delhi han sufrido ya los pri¬meros golpes de la crisis fi¬nanciera, pero la mayoría de los diagnósticos coin¬ciden en que están en mejores condiciones de soportar el ven¬daval conservando niveles aceptables -si no óptimos- de sus economías.
No es éste el momento más propicio para reflexionar sobre los posibles cambios en la estructura de poder mundial, preocupadas como están las sociedades por la evapora¬ción de la riqueza, el ahogo del crédito, la amenaza del desempleo masivo y por la in¬cierta duración de todo el fenómeno. Pero tampoco conviene hacer completamente a un lado aquella cuestión, porque sí, efec¬tivamente, avanzamos hacia un mundo diferente cuya estructura va a sorprender.
Y no siempre de modo grato.

Copyright Clarín, 2008.

Los derechos humanos de los delincuentes / Por Roberto Gargarella

Cíclicamente reaparecen los miedos generados por la inseguridad y, con ellos, el discurso público vuelve a inundarse de bravatas altisonantes que, por su repercusión, conviene tomarse en serio.
Quisiera concentrarme aquí en algunas de las expresiones que circulan en estos días, vinculadas con la relación aparentemente excluyente o de suma cero que existiría entre la protección de las víctimas y la defensa de los derechos de los delincuentes. La idea aparece en expresiones como la que dice que “en este país mueren inocentes mientras se protegen los derechos humanos de los delincuentes” o “estoy cansado de los derechos humanos de los delincuentes”.
¿Qué se quiere decir con tales expresiones?
Una primera posibilidad sería que tales afirmaciones involucran un juicio descriptivo como el siguiente: “en los hechos, hoy, en la Argentina, se están favoreciendo los derechos humanos de los delincuentes, mientras se descuidan los derechos de las pobres víctimas”.
Apenas reflexionamos unos instantes sobre esta idea, sin embargo, se advierte que ella es, más que falsa, groseramente falsa. Resulta demasiado obvio que en nuestro país en la actualidad se violan cada día, y de modo gravísimo, los derechos de los que cometieron (o son acusados de haber cometido) ofensas hacia los demás, muy especialmente si ellos provienen de sectores económicamente desaventajados. Esas violaciones gravísimas incluyen la detención por años de personas a las que no se les ha probado la comisión de delito alguno; la privación de libertad a personas que han cometido delitos menores, y condiciones extremas, brutales, violentas para los que ya están encerrados. Es decir, descriptivamente, lo que la realidad nos muestra, sin ambages, sin ambigüedades, sin margen de duda alguno, es exactamente lo contrario de lo que aquella proposición vendría a sugerir. Si hoy tenemos un problema grave en materia de inseguridad, entonces, sin dudas, ése no es el de que el Estado argentino se está excediendo en la protección de los derechos de los delincuentes.
Una segunda posibilidad sería que al decir “estamos cansados de los derechos humanos de los delincuentes” se esté haciendo referencia a una explicación referida a la imposibilidad material de proteger, al mismo tiempo, los derechos de las víctimas y los derechos de los criminales.
Pero esta respuesta también es, fundamentalmente, falsa: en los aspectos más básicos, resulta obvio que se pueden hacer ambas cosas al mismo tiempo.
Asegurarles a todos un juicio justo (escuchar a los acusados; asegurar que las pruebas de un juicio no sean inventadas); impedir la tortura; no encerrar a quien no ha sido encontrado culpable de ningún crimen; evitar que se trate a los detenidos como animales es perfectamente compatible con tener un presupuesto adecuado en materia de seguridad, o velar por la recuperación de las víctimas y la restauración de sus derechos. Es decir, no es en absoluto cierto que si queremos cuidar la seguridad de “los buenos ciudadanos” sea necesario, de algún modo, reducir los cuidados básicos hacia delincuentes.
Tercero, la afirmación sobre el “exceso” de respeto hacia los derechos de los delincuentes podría ser normativa, es decir, estar dirigida a afirmar que “debe darse menos protección a los derechos de los delincuentes, porque ellos no se merecen ningún cuidado, dada la gravedad de lo que han hecho”.
Ahora bien, si las dos observaciones anteriores eran –en su esencia– fácticamente falsas, ésta es, valorativamente inaceptable.
Hay cantidad de problemas serios con esta idea.
Primero, respetar los derechos de los delincuentes no significa premiar a los criminales ni dejar de reprocharles sus eventuales faltas, sino impedir que se los trate inhumanamente, o que se condene a inocentes porque “necesitamos condenar a alguien”, como muchas veces ocurre. Segundo, los derechos no están reservados para los que se comportan decentemente o los que no cometen faltas (graves), sino para todos, por el solo hecho de ser personas. Tercero, los derechos no son disponibles o removibles de acuerdo al humor de algunos, sino lo contrario de ello: su virtud es, por suerte, la de no estar sujetos a la buena voluntad de nadie.
Finalmente, puede que con la idea de “los derechos humanos de los delincuentes” se esté pensando en que, en nuestro país, algunos o muchos eventuales culpables de crímenes no quedan encerrados.
Pero esta idea también es muy pobre.
Primero, tenemos una proporción de presos alta y creciente, y no baja. Segundo, si hay gente responsable de crímenes que no es condenada debido a las argucias o trampas de sus abogados, ésa no es responsabilidad de los “derechos humanos”, por lo que conviene no ensuciar el término de ese modo. Tercero, si lo que ocurre es que algunos no quedan detenidos porque no se prueba su culpabilidad, eso no es un “exceso” de respeto de los derechos, sino sólo un acto justo, porque nadie quiere que se encierre a los que no son culpables de delito alguno (¿o sí?).
Finalmente, pero esto da para otra discusión, no es cierto –por fortuna– que las únicas respuestas que tenemos a mano frente al crimen son las respuestas extremas, draconianas, que empiezan, como en nuestro país, con la privación de la libertad en condiciones infrahumanas. Es decir, condenar no es ni debe ser igual a “dejar encerrado a alguien”.
Decir lo dicho no implica decir que debemos actuar como si en la sociedad no hubiera delitos, ni comportarnos de modo ingenuo, ni dejar de reprochar con firmeza las faltas que se cometan en nuestra sociedad. Decir lo dicho implica afirmar que, no importa el grado de irritación que tengamos, o la antipatía que nos produzca algún grupo, o los deseos de venganza que nos provoque una situación de injusticia, no tenemos que poner en cuestión el valor de seguir tratando a todos –a todos– con dignidad y respeto.
Más importante aún: tenemos que aprender a reconocer que, al respetar los derechos básicos de los criminales no estamos insultando a las víctimas.
Como he tratado de mostrar, los cuidados extremos hacia las víctimas del delito de ningún modo, y en ningún sentido, necesitan del maltrato hacia quienes las han ofendido.

* Doctor en Derecho, profesor de Derecho Constitucional (UBA-UTDT


PÁGINA 12 DEL 18/3/2009

FONDOS FUGADOS

Los 200 investigados por lavado de dinero en la República Argentina
Un "arrepentido" de JP Morgan en Nueva York reveló cómo empresarios argentinos sacan dólares del país. En la lista de sospechosos figuran Magnetto (a la derecha en la foto) de Clarín, Blaquier, Costantini, Bemberg y Cartellone.

Por Jorge Lanata / 03.04.2009

Cuando Diego Slupsky, secretario del Juzgado Federal Nº 12, entró a las oficinas del JP Morgan en el piso 22 de Madero 900, una mezcla de pánico y sorpresa dominó la escena. Slupsky dijo que se trataba de un allanamiento por orden judicial, y eso borró de inmediato la sonrisa profesional de todos los empleados.

–Necesitamos constatar el soporte magnético de las operaciones –explicó al responsable.

–Nos interesan más que nada los clientes de altos recursos –señaló, mientras los peritos de la policía amontonaban CD, carpetas y servidores como si fuera una liquidación de Navidad. Uno de los empleados lograba mantener la calma con la vista fija en un calendario de escritorio, hasta que advirtió lo que estaba mirando: era el viernes 13. Algo malo iba a pasar.

Dos o tres minutos después en las oficinas centrales de Park Avenue 345, quinto piso, había un nombre a flor de labios, mezclado con insultos del peor slang.

Hernán Arbizu, el argentino, estaba dispuesto a hablar. Media hora más tarde, en la sala de reuniones, discutían un plan de contingencia que recién dieron a conocer el lunes 16 en un cable de la agencia Reuters: “JP Morgan Securities presentó una demanda contra un ex ejecutivo argentino que administraba más de 200 millones de dólares en activos de clientes ricos con negocios en la Argentina y Chile […]. La demanda señala que Arbizu robó información confidencial y solicitó al tribunal del distrito de Nueva York que impida al acusado difundirla”.

Ésta no es la historia de un testigo, sino la de un protagonista; sus detalles revelan una extensa lista de argentinos investigados hoy por lavado de dinero, él los ayudó a hacerlo.

UN ARGENTINO EN LA AVENIDA PARK. Hernán Arbizu tiene 39 años y prolijo aspecto de burócrata del Primer Mundo. Es rubio, alto y está prolijamente afeitado. Podría ser farmacéutico, o ingeniero, pero es en verdad economista. Vive desde hace mucho en la selva de los bancos: ingresó a los 23 a la City porteña y trabajó en Tutelar Financiera, en el Deutsche Bank y en el City.

En 2002 consiguió trabajo en la Unión de Bancos Suizos en Nueva York. Y el 6 de noviembre de 2006 entró al JP Morgan, la primera empresa en el mundo que superó los mil millones de dólares de capital. Quizá Arbizu lo desconociera; es historia argentina de fines del siglo XIX: en 1885 le prestó al Estado 42 millones de pesos oro junto a las casas Baring y Murrieta.

Durante la presidencia de Roca, y por gestión de Carlos Pellegrini, Morgan le prestó otros 8.400.000 pesos que el gobierno garantizó con las rentas de la Aduana, al tiempo que se comprometió ante los bancos Morgan, Baring y París a no pedir nuevos préstamos a menos que los propios bancos lo autorizaran. Fue la primera vez que el Estado argentino permitió una intromisión de bancos extranjeros en la política interior.

Pero Morgan ya no está en el 23 de Wall Street, como en aquellos años, y Hernán Arbizu disfruta de su cómodo sillón en el quinto piso de Park Avenue al 300, a media cuadra de la casa central, detrás de un cartel que anuncia, con discreción, un eufemismo: “Banca privada”. Así definió Arbizu su trabajo ante el juez: “Administración de activos líquidos (inversiones), creación de estructuras de administración de riqueza con fines hereditarios, ayudar a clientes para crear estructuras con las que ocultar la verdadera titularidad de los activos (esto se debe a que en muchos casos los activos no son declarados en los países donde viven los clientes), y préstamos en la Argentina usando como garantía activos no declarados depositados en el exterior”. Arbizu pasaba tres semanas en la Argentina y una en Nueva York. Trabajaba, claro, en la oficina de Catalinas allanada. Su objetivo para 2008 –bajo fuerte presión– era aumentar su cartera, que ya era de 500 millones de dólares, en 150 millones más.

La declaración del arrepentido ante el juez Torres no puede ser más clara: se titula “Mi error”. En ella Arbizu se declara culpable de haber hecho transferencias no autorizadas y falsificar una firma, lo que terminó perjudicando a un cliente argentino: Natalio Garber, el ex dueño de Musimundo.

En los años del corralito, cuando Arbizu trabajaba en UBS, le ofreció a un ahorrista chaqueño que quería sacar su dinero al exterior un mayor interés que el prometido por el banco. Esa diferencia generó un hipotético saldo a favor que, claro, no era real.

El chaqueño quiso retirar su dinero y Arbizu sacó el dinero faltante de la cuenta de unos clientes paraguayos, los Acevedo Quevedo. Durante dos años Arbizu rezó para que los paraguayos no pidieran su dinero, pero finalmente sucedió.

Viajó entonces a Paraguay y desde allí hizo una transferencia de 2.800.000 dólares de la cuenta de Garber a la de Acevedo, falsificando la firma de Garber quien, tiempo después, advirtió que faltaba dinero en su cuenta.

Arbizu, quien se considera “un arrepentido del mundo de las finanzas”, relató en su declaración las dos maniobras principales hechas por el JP Morgan:

–Buscan captar nuevos fondos, sobre todo los provenientes de la venta de empresas, y una vez afuera esos fondos evaden obligaciones tributarias.

–Suelen actuar “en complicidad” con las AFJP: cuando una empresa efectúa una oferta pública a través del banco, las administradoras de AFJP compran la emisión primaria o secundaria, aunque no sea un buen negocio. Cerrada la operación, los fondos son sacados del país por el cliente y administrados por el banco en Suiza o Estados Unidos.

AUSTRIA, UN SEGUNDO HOGAR. Las normas de ética del JP Morgan (sí, ética, leyó bien) aconsejan rechazar a empresarios muy vinculados a gobiernos, o a funcionarios.

La mayoría de sus clientes superan los 20 millones de dólares en depósitos, y a la hora de armar los “prospects” (potenciales clientes) la discusión sobre el dinero de la corrupción es un tema recurrente: ¿a partir de qué generación el dinero comienza a ser genuino? Si el abuelo fue narco, ¿el nieto puede ser cliente? En una de las reuniones de ejecutivos, por ejemplo, fue rechazada “por un problema de carácter” la empresa Electroingeniería, con sede en Córdoba y muy cercana al kirchnerismo. También se negaron a manejar dinero del banquero Ezquenazi.

Pero el truco más encantador utilizado por el banco es una herencia –hasta ahora desconocida– del ex ministro de Economía de la dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz: el “Convenio entre la República Argentina y la República de Austria para evitar la doble imposición con respecto a los impuestos sobre la renta y el capital”, luego transformado en ley 22.589 firmada por Galtieri, Alemann, Lacoste, Saint Jean y Costa Méndez.

El convenio, llanamente, dice que si un argentino compra bonos de la deuda austríaca le cede al gobierno de ese país el derecho de cobrar impuestos por esa inversión. Pero en la práctica Viena nunca los recauda. Esto es: si compro 10 millones de dólares en bonos de la deuda austríaca no pago ningún impuesto en la Argentina, evitando así el 1,25% sobre el total de Bienes Personales y el 35% de impuesto a las Ganancias.

Los bonos austríacos son seguros, pero poco rentables; después de invertir todo el año en opciones más ventajosas, los empresarios compran a fines de diciembre bonos austríacos, que es lo que presentan a la AFIP, y así evaden de manera legal. En enero y febrero vuelven a las opciones tradicionales, y venden los papeles de Viena.

AQUÍ ESTÁN, ÉSTOS SON. De la lista entregada por Arbizu a la Justicia aquí se reproduce sólo una parte, ya que son más de veinte carillas. Muchas de las cuentas tienen nombres de fantasía y son “empresas” radicadas en el exterior, la mayoría sin ninguna actividad comercial: son todas las terminadas en “Inc.”, “Corp.”, “Ltd.”.

Las cuentas más chicas se utilizan para pagar gastos corrientes en Estados Unidos (las expensas de un piso en Miami, por ejemplo, o una tarjeta de crédito), o también pueden marcar el retiro del cliente, que deja un resto para evitar el cierre de la cuenta. Varios números de cuenta se repiten con diferentes nombres: corresponden en ese caso a la misma empresa o familia, por ejemplo el Grupo Clarín, o la familia Constantini.

En la lista presentada al juez, los Bulgheroni son los principales clientes, con depósitos por 1.500 millones de dólares entre Bridas, Plus Petrol y Torno Constructora. En la siguiente, sobresalen los depósitos de Ernestina Herrera de Noble por 154 millones. La Justicia los investiga por lavado de dinero y, eventualmente, evasión impositiva.

Éstos son los detalles correspondientes al Grupo Clarín:
Están Ernestina Herrera de Noble, el CEO Héctor Magnetto, otros directivos (y ex directivos), sus familiares, empresas conocidas del Grupo y otras desconocidas.

Nombre Cuenta (Total en U$S)

* Ernestina Laura Herrera de Noble 32407608.00 (154.482.039,49)
* Silkwood Investments Limited 32407608.00 (32.540.047,75)
* Mather Holdings Limited 32407608.00 (27.828.341,17)
* Mulberry Group Inc 32407608.00 (15.891.832,59)
* Alagon Investments 32407608.00 (9.412.774,20)
* Robin Bay LLC 32407608.00 (9.409.895,98)
* Antonio Román Aranda 32407608.00 (9.328.975,06)
* Alma Rocío Aranda 32407608.00 (9.328.524,99)
* Aranda José & Noemí Alma 32407608.00 (5.526.415,00)
* Grupo Clarín Services LLC 32407608.00 (3.766.877,90)
* Grupo Clarín SA 32407608.00 (3.596.810,12)
* Ara International Holdings Limited 32407608.00 (2.989.827,46)
* Ernestina Laura Herrera de Noble & Felipe Noble Herrera 32407608.00 (2.331.423,35)
* Ernestina Laura Herrera de Noble y Marcela Noble Herrera 32407608.00 (2.320.179,39)
* Inversora de Eventos S.A. 32407608.00 (1.617.461,68)
* Héctor Horacio Magnetto 32407608.00 (1.299.574,88)

Nombre Cuenta (Total en U$S)

* Héctor Mario Aranda & Claudia Felicitas Martín de Aranda 32407608.00 (1.109.639,86)
* Guareschi Roberto Pablo y Alejandra P. 32407608.00 (881.533,10)
* Arte Gráfico Editorial Argentino S.A. 32407608.00 (656.248,44)
* Nob Corporation AVV 32407608.00 (315.556,49)
* Compañía de Medios Digitales S.A. 32407608.00 (312.704,95)
* Tele Red Imagen S.A. 32407608.00 (272.532,82)
* 1999 Ernestina Laura Herrera de Noble Trust 32407608.00 (249.131,49)
* Teledeportes Paraguay SA 32407608.00 (172.657,14)
* PEM SA 32407608.00 (26.548,68)
* PRIMA S.A. 32407608.00 (22.586,43)
* Tele Net Image Corporation 32407608.00 (13.556,45)
* Cadena País Producciones Publicitarias 32407608.00 (9.316,43)
* Arte Gráfico Editorial Argentino S.A. (Clarín) 32407608.00 (9.104,72)
* José Antonio Aranda 32407608.00 (7.963,88)
* Felipe Noble Herrera 32407608.00 (4.464,24)
* Teledigital Cable S.A. 32407608.00 (3.920,84)
* Roberto Pablo Guareschi 32407608.00 (3.037,38)
* Televisión Satelital Codificada 32407608.00 (741,99)
* Radio Mitre 32407608.00 (541,66)
* Artes Gráficas Rioplatense SA 33438808.00 (1.853.937,18)
* Multicanal 33438808.00 (757,96)

–Las firmas y los nombres que siguen están relacionados con la familia Priu, sus parientes políticos y descendientes. Jorge Priu fundó la petrolera San Jorge en los 60, y fue vendida en 1999 por 1.200 millones de dólares. Su yerno es Juan Scalesciani, del grupo inversor El Rosario, que entre otras cosas remodeló el Palacio Duhau que gerencia la cadena Hyatt. Están ordenados por números de cuenta:

Nombre Cuenta (Total en U$S)

* Jorge Priu 89545008.00 (5.730.039,04)
* Norberto Eduardo Priu y Ana María Priu 1999 Trust 9708228608.00 (17.905.144,48)
* Morgan Trust Company of the Bahamas LTD AS TTEE BT-2548 9708228608.00 (69.542.204,94)
* Fox River Grove LTD 9708228608.00 (24.357.555,70)
* Rosendale Investments Holdings Ltd 9708228608.00 (19.815.615,86)
* Paul Priu 1999 Trust 9708228608.00 (3.898.034,93)
* Classic Liberalism Irrevocable Trust 9708228608.00 (3.468.321,97)
* Tony Priu 1999 Trust 9708228608.00 (3.886.791,34)
* Ana María Priu-Cambo 1999 Trust 9708228608.00 (5.831.740,50)
* Norberto Eduardo Dynasty Trust 9708228608.00 (2.344.914,45)
* Diana Stella Bain Trust 9708228608.00 (789.368,90)
* Norberto Eduardo Priu 9708228608.00 (338.861,28)
* Fundación Instituto Leloir 9708228608.00 (473.972,77)
* Ana María Priu 9708228608.00 (214.285,24)
* Diana Stella Bain 9708228608.00 (154.604,06)
* Norberto A. (Toni) Priu 9708228608.00 (63.964,79)

Asociación Civil Siempre Ayuda

* Nunca Danes Charitable Trust 9708228608.00 (24.331,50)
* Fundación Instituto Leloir Charitable Trust 9708228608.00 (1.157,53)

Fundación Friedrich A. Von Hayek

* Irrevocable Trust 9708228608.00 (970,26)
* Normatil S.C.A. 89546708.00 (42.644.737,26)


The Foundation Institute Leloir

* Expansion and Renovation Trust 89546708.00 (233.447,15)
* Norberto Priu 89546708.00 (14.231,36)
* María Marta Scalesciani 89547208.00 (6.164,64)
* Batuque Sociedad en Comandita por Acciones 89545008.00 (87.226.468,88)
* Apocope Swift Limited 89545008.00 (182.618,67)
* Ganapia Inc 89545008.00 (138.756,74)
* Minooka Holdings LTD 89545008.00 (132.204,75)


–Familia Costantini. Hay cuentas a nombre de Eduardo, su hijo Tomás, y demás familiares y varias de sus empresas, como Consultatio y Nordelta.

Nombre Cuenta (Total en U$S)

* Consultatio S.A. 38246708.00 (13.710.314,42)
* Consultatio Inversora S.A. 38246708.00 (7.202.192,26)
* The Film Investor L.L.C. 38246708.00 (1.374.560,11)

Mariana Costantini & Ricardo Aníbal

* Estévez y Alejandro Estévez 38246708.00 (1.143.442,13)
* The Latin American Film Company LLC 38246708.00 (972.613,52)
* Consultatio Asset Management GFCISA 38246708.00 (922.907,72)
* Eduardo & Mariana Costantini 38246708.00 (868.833,89)
* Nordelta S.A. 38246708.00 (800.766,91)
* Quetzal Advisors Inc. 38246708.00 (450.000,00)
* Investor Office Group S.A. 38246708.00 (416.619,05)
* Compañía Inmobiliaria San Martín de Tours 38246708.00 (254.027,76)
* Fundación Eduardo Costantini 38246708.00 (1.445.221,71)
* Eduardo F. Costantini Jr. 38246708.00 (110.000)
* Teresa Correa Ávila 38246708.00 (83.407,19)
* The Costantini Film Company LLC 38246708.00 (60.632,69)
* Las Garzas Blancas S.A. 38246708.00 (50.000,00)
* María Soledad Costantini 38246708.00 (19.668,14)
* María Teresa Costantini 38246708.00 (12.400,30)
* Mariana Costantini 38246708.00 (12.007,24)
* Tomás Costantini 38246708.00 (5.783,66)

–Familia Quentin-Caraballo, dedicada a los fondos de inversión agrícolas.

Nombre Cuenta (Total en U$S)

* Claudia Caraballo de Quentin 98494408.00 (22.440.751,88)
* Pampa Agribusiness Fund L.P. 98494408.00 (5.069.675,49)
* Estanar Estancias Argentinas S.A.R.I.C. 98494408.00 (19.583,17)
* Pampa Management S.A. 98494408.00 (7.019,67)
* Farmamundo.com 98494408.00 (6.821,13)

–Cuentas del empresario Rodolfo Costantini, de Frigorífico Rioplatense, fundado por su familia en 1974.

Nombre Cuenta (Total en U$S)

* Frigorífico Rioplatense 1772641309.00 (54.656,51)
* Rodolfo Costantini 1772641309.00 (314.154,95)
* Rafor S.A. 1772641309.00 (6.882,27)

–Cuentas vinculadas al sitio web Mercado Libre, donde se comercializan productos on line. Están Hernán Kazah, vicepresidente ejecutivo de Operaciones, y Nicolás Szekasy, vicepresidente ejecutivo de Finanzas.

Nombre Cuenta (Total en U$S)

* Mercado Libre Inc. 220647545.00 (11.816.105,87)
* Nicolás Szekasy & Gloria Goldstein de Szekasy 220567151.00 (1.008.834,53)
* Calistonga Investments Corp. 220567151.00 (4.051.961,93)
* Hernán Kazah & Paola Virginia Fagioli 220567191.00 (553.728,69)
* Hernán Kazah 220567191.00 (14.901,01)

–SIF Investments corresponde a descendientes de la familia Bemberg, ex propietaria de la cervecería Quilmes.

Nombre Cuenta (Total en U$S)

* SIF Investments L.T.D. 220508331.00 (7.662.864,43)

–La familia Melhem fue dueña de una parte de la cervecería Bieckert, tenía la licencia de las zapatillas Reebok, intereses en la industria del plástico, etc. Hoy tiene la firma TYAX SA, ex Panam Group.

Nombre Cuenta (Total en U$S)

* Miguel Alberto Melhem 9702100808.00 (3.185.431,62)
* Marcel Erwin Melhem 9702100808.00 (3.114.336,87)
* Martha Susana Espejo de Melhem 9702100808.00 (585.462,01)
* Mónica Marta Melhem 9702100808.00 (505.667,42)
* Miguel A. Melhem & Marcel E Melhem & Eduardo M. Nicora 9702100808.00 (159.688,94)
* Viamex S.A. 9702100808.00 (100.047,69)
* Madko S.A. 9702100808.00 (422.559,75)
* Syar S.A. 9702100808.00 (39.146,57)
* Fibrafil S.A. 9702100808.00 (7.894,22)
* Da Verde L.L.C. 9702100808.00 (3.190,81)
* Tyax S.A. 9702100808.00 (1.740,04)
* Moplo S.A. 9702100808.00 (1.738,76)

–Esta cuenta está vinculada a la empresa José Cartellone Construcciones Civiles S.A.

Nombre Cuenta (Total en U$S)

María Rosa Cartellone & Laureano

* Rau Rauek & Gerardo Raúl Rauek 220654494.00 (351.966,32)

–Cuentas de la familia Lutz, dedicada al agro.

Nombre Cuenta (Total en U$S)

* Juan Jacobo Lutz & Irma Haydee Ojeda de Lutz 220497738.00 (6.757.897,35)
* Orlando Lutz Fogar & Néstor Lutz Ibarra 220497738.00 (150.229,50)

–Directivos de Estancia María la Linda S.A.

Nombre Cuenta (Total en U$S)

* Enrique Boilini & Carolina P. Augugliaro 22067488.00 (5.992.980,00)

–Estas cuentas corresponden al ex director del Banco Bansud.

Nombre Cuenta (Total en U$S)

Leonardo Anidjar &/or Silvia Josefina

* Lifschz de Anidjar 9700822908.00 (2.486.390,07)
* Leonado Anidjar 9700822908.00 (12.913,62)

Hernán Arbizu tiene una hermana a la que define como “militante religiosa”. Durante años su hermana le cuestionó su trabajo. Ahora la recuerda en su descargo ante el juez: ”Por haberle faltado a mi mujer y a mi hijo –dice–, a mis padres y a mi familia, a mi hermana tan especial, que de alguna forma me lo venía observando, es que estoy en este juzgado. Para cumplir con lo que deba cumplir, arrepentirme ante los hombres y Dios, y ayudar a que no se produzcan, en lo posible, situaciones como las que he visto y controlado, y de las que he participado”. ¿Se hará justicia?

INVESTIGACIÓN: J L /LUCIANA GEUNA/ JESICA BOSSI

OPERACIÓN CÓNCLAVE, de Horacio Verbitzky

Mientras en Alemania se vela “el papado fallido de Benedicto XVI”, Bergoglio intenta lavar su imagen en espera de un eventual nuevo cónclave. Las partes más significativas de su libro y los documentos que contradicen esa versión angelical. El rechazo de Emilio Mignone a los pastores que entregaron a sus ovejas y la mutilación de documentos para ocultar el apoyo episcopal a la dictadura.

Cuando la publicación más importante de Alemania, Der Spiegel, se refiere al “papado fallido” de su compatriota Joseph Ratzinger (el mismo término que la Inteligencia estadounidense aplica a los estados con vacío de poder en los que justifica su intervención), el primado de la Argentina y arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio, emprende una operación de lavado de imagen con la publicación de un libro autobiográfico. El ostensible propósito de “El Jesuita”, como se titula, es defender su desempeño como provincial de la Compañía de Jesús entre 1973 y 1979, manchado por las denuncias de los sacerdotes Orlando Yorio y Francisco Jalics de que los entregó a los militares. Ambos estuvieron secuestrados cinco meses a partir de mayo de 1976. En cambio nunca reaparecieron las cuatro catequistas y dos de sus esposos secuestrados dentro del mismo operativo. Entre ellos estaban Mónica Candelaria Mignone, hija del fundador del CELS, Emilio Mignone, y María Marta Vázquez Ocampo, de la presidente de Madres de Plaza de Mayo, Martha Ocampo de Vázquez. Ratzinger tiene 83 años y según Der Spiegel demasiadas voces piden su renuncia. El sacerdote Paolo Farinella escribió en la prestigiosa revista italiana de filosofía MicroMega, cuyo director Paolo Flores D’Arcais ha participado en debates públicos sobre filosofía con el papa, que Benedicto XVI debería pedir perdón a los creyentes afectados por la estrictez del celibato, por las condiciones en los seminarios y por los miles de casos de abusos de niños y decirles: “Me retiraré a un monasterio y pasaré el resto de mis días haciendo penitencia por mi fracaso como sacerdote y como papa”. Nadie se sorprendería si después de beber una tisana nocturna fallara el corazón de un hombre entristecido y angustiado por las injustas críticas que alcanzan su desempeño como obispo de Baviera y no perdonan ni a su amado hermano Georg. La revista alemana menciona el antecedente de Celestino V, un papa del siglo XIII que renunció porque no se sintió capaz de cumplir con sus funciones. Por si algo de eso ocurre, Bergoglio necesita una foja de servicios pulida. Ante una pregunta acerca del papa ideal, el presidente de la Asociación Alemana de Juventudes Católicas, Dirk Tänzler, dijo a Der Spiegel que preferiría que haya trabajado en una parte pobre de Sudamérica o en otra región golpeada por la pobreza, ya que tendría una visión distinta del mundo. La compasión por la pobreza, compartida con la Sociedad Rural y la Asociación Empresaria AEA, es el nicho de oportunidad elegido por el Episcopado bajo la conducción de Bergoglio.
El Silencio
Es el cardenal quien vincula su descargo con la elección papal. Su libro narra que cuando la vida de Juan Pablo II se apagaba y el nombre de Bergoglio figuraba en los pronósticos de los periodistas especializados “volvía a agitarse una denuncia periodística publicada unos pocos años atrás en Buenos Aires” y que “en las vísperas del cónclave que debía elegir al sucesor del papa polaco, una copia de un artículo con la acusación, de una serie del mismo autor, fue enviada a las direcciones de correo electrónico de los cardenales electores con el propósito de perjudicar las chances que se le otorgaban al purpurado argentino”. Bergoglio dice en su libro que nunca respondió la acusación “para no hacerle el juego a nadie, no porque tuviese algo que ocultar”. No explica qué cambió ahora.
Pastores y lobos
En realidad la primera versión del episodio no se debe a ningún periodista sino a Emilio Mignone. En su libro Iglesia y dictadura, editado en 1986, cuando Bergoglio no era conocido fuera del mundo eclesiástico, Mignone ejemplificó con su caso “la siniestra complicidad” con los militares, que “se encargaron de cumplir la tarea sucia de limpiar el patio interior de la Iglesia, con la aquiescencia de los prelados”. Según el fundador del Centro de Estudios Legales y Sociales, durante una reunión con la Junta Militar en 1976 el entonces presidente de la Conferencia Episcopal y vicario castrense, Adolfo Servando Tortolo, acordó que antes de detener a un sacerdote las Fuerzas Armadas avisarían al obispo respectivo. Agrega Mignone que “en algunas ocasiones la luz verde fue dada por los mismos obispos. El 23 de mayo de 1976 la Infantería de Marina detuvo en el barrio del Bajo Flores al presbítero Orlando Yorio y lo mantuvo durante cinco meses en calidad de desaparecido. Una semana antes de la detención, el arzobispo [Juan Carlos] Aramburu le había retirado las licencias ministeriales, sin motivo ni explicación. Por distintas expresiones escuchadas por Yorio en su cautividad, resulta claro que la Armada interpretó tal decisión y, posiblemente, algunas manifestaciones críticas de su provincial jesuita, Jorge Bergoglio, como una autorización para proceder contra él. Sin duda, los militares habían advertido a ambos acerca de su supuesta peligrosidad”. Mignone se pregunta “qué dirá la historia de estos pastores que entregaron sus ovejas al enemigo sin defenderlas ni rescatarlas”.
La llaga abierta
Publiqué la historia en esta misma columna, el 25 de abril de 1999. Además de la opinión de Mignone, la nota incluyó la de quien fue su colaboradora en el CELS, la abogada Alicia Oliveira, quien dijo lo que ahora repite en el libro: que su amigo Bergoglio, preocupado por la inminencia del golpe, temía por la suerte de los sacerdotes del asentamiento y les pidió que salieran de allí. Cuando los secuestraron, trató de localizarlos y procurar su libertad, así como ayudó a otros perseguidos. A raíz de aquella nota, Orlando Yorio se comunicó conmigo desde el Uruguay, donde vivía. Por teléfono y correo electrónico refutó las afirmaciones de Bergoglio y Oliveira. “Bergoglio no nos avisó del peligro en ciernes” y “tampoco tengo ningún motivo para pensar que hizo algo por nuestra libertad, sino todo lo contrario”, dijo. Los dos sacerdotes “fueron liberados por las gestiones de Emilio Mignone y la intercesión del Vaticano y no por la actuación de Bergoglio, que fue quien los entregó”, agregó Angélica Sosa de Mignone, Chela, la esposa durante medio siglo del fundador del CELS. Sus testimonios se incluyeron en la nota “La llaga abierta”, que se publicó el 9 de mayo de 1999. También se transmitieron allí las posiciones de Bergoglio y del otro cura secuestrado aquel día, Francisco Jalics.
Cuestión de Estilo
En su libro, Bergoglio dice ahora que Yorio y Jalics “estaban pergeñando una congregación religiosa, y le entregaron el primer borrador de las reglas a los monseñores Pironio, Zazpe y Serra. Conservo la copia que me dieron”. Bergoglio también me entregó una copia a mí. Expresa el tipo de dudas y conflictos que fueron comunes en un alto número de sacerdotes a partir del Concilio Vaticano II, con “la crisis de las congregaciones religiosas, los signos de los tiempos modernos, la coincidencia con el sentir de la búsqueda de los jóvenes y la confirmación espiritual que sentimos en nuestro actual modo de vivir”. El problema en este caso era cómo compatibilizar “el estilo ignaciano de la vida religiosa” con “la vida moderna [que] pedía un estilo nuevo”. La minuta agrega que las Congregaciones Apostólicas están organizadas de modo que sus superiores “parecen preocuparse más por las obras que por la atención espiritual de sus súbditos”. En cambio ellos idealizan el modelo de las fundaciones monásticas y plantean que “la comunidad se una en torno de una búsqueda espiritual y de un proyecto de vida y no en torno de obras”. Esto plantea una “incompatibilidad personal” a los sacerdotes subordinados a la disciplina de su congregación.
En su carta al padre Moura, Yorio menciona esa minuta como respuesta a la presión de Bergoglio para que disolvieran la comunidad en el Bajo Flores. Agrega que a Pironio, Zazpe y Serra les dejaron “un esbozo de estructuración de vida religiosa en caso de que no pudiéramos seguir en la Compañía y fuese posible realizarla fuera”, lo cual no implica que quisieran salir de ella. En un viaje posterior a la Argentina, Pironio le dijo que no había consultado el tema en Roma porque Bergoglio “lo había ido a ver para decirle que el padre general era contrario a nosotros”. Zazpe respondió que “el provincial andaba diciendo que nos echaba de la Compañía” y Serra le comunicó que le retiraban las licencias en la Arquidiócesis, porque Bergoglio había comunicado “que yo salía de la Compañía”.
Según Bergoglio, el superior jesuita Pedro Arrupe dijo que debían elegir entre la comunidad en que vivían y la Compañía de Jesús. “Como ellos persistieron en su proyecto y se disolvió el grupo, pidieron la salida de la Compañía”. Agrega Bergoglio que la dimisión de Yorio fue aceptada el 19 de marzo de 1976. “Ante los rumores de inminencia del golpe les dije que tuvieran mucho cuidado. Recuerdo que les ofrecí, por si llegaba a ser conveniente para su seguridad, que vinieran a vivir a la casa provincial de la Compañía”, dice Bergoglio. Agrega que nunca creyó que estuvieran involucrados en actividades subversivas. “Pero por su relación con algunos curas de las villas de emergencia, quedaban demasiado expuestos a la paranoia de la caza de brujas. Como permanecieron en el barrio, Yorio y Jalics fueron secuestrados durante un rastrillaje.”
Papelitos
Bergoglio también niega haber aconsejado a los funcionarios de Culto de la Cancillería que rechazaran la solicitud de renovación de pasaporte de Jalics, que él mismo presentó. Según Bergoglio el funcionario que recibió el trámite le preguntó por “las circunstancias que precipitaron la salida de Jalics”. Dice que le respondió: “A él y a su compañero los acusaron de guerrilleros y no tenían nada que ver”. El cardenal agrega que “el autor de la denuncia en mi contra revisó el archivo de la Secretaría de Culto y lo único que mencionó fue que encontró un papelito de aquel funcionario en el que había escrito que yo le dije que fueron acusados de guerrilleros. Había consignado esa parte de la conversación pero no la otra en la que yo le señalaba que los sacerdotes no tenían nada que ver. Además el autor de la denuncia soslaya mi carta, donde yo ponía la cara por Jalics y hacía la petición”.
Nada fue así. En notas publicadas aquí y en mis libros El Silencio y Doble juego, narré la historia completa y publiqué todos los documentos, comenzando por la carta por cuya omisión Bergoglio reclama. Luego sigue la recomendación del funcionario de Culto que lo recibió, Anselmo Orcoyen: “En atención a los antecedentes del peticionante, esta Dirección Nacional es de opinión que no debe accederse”. El tercer documento es el definitorio. Ese papelito, firmado por Orcoyen, dice que Jalics tenía actividad disolvente en comunidades religiosas femeninas y conflictos de obediencia, que estuvo con Yorio en la ESMA (detenido, dice, en vez de secuestrado) “sospechoso contacto guerrilleros”. El punto más interesante es el siguiente, porque remite a intimidades de la Compañía de Jesús, vistas desde la óptica de Bergoglio, que no había ninguna necesidad de confiar al funcionario de la dictadura: “Vivían en pequeña comunidad que el Superior Jesuita disolvió en febrero de 1976 y se negaron a obedecer solicitando la salida de la Compañía el 19/3”. Agrega que Yorio fue expulsado de la Compañía y que “ningún obispo del Gran Buenos Aires lo quiso recibir”. La Nota Bene final es ilevantable: dice Orcoyen que estos datos le fueron suministrados “por el padre Jorge Mario Bergoglio, firmante de la nota con especial recomendación de que no se hiciera lugar a lo que solicita”.


“Mentiras y calumnias”


Un libro de Jalics, una carta de Yorio a la Compañía de Jesús, una entrevista de Jalics con Emilio Mignone, el testimonio de una monja y una entrevista con los hermanos de Yorio describen en forma elocuente los procedimientos de Bergoglio, antes y después del secuestro de los dos jesuitas.


En 1995, el jesuita Francisco Jalics publicó un libro, Ejercicios de meditación. Al narrar su secuestro dice que “mucha gente que sostenía convicciones políticas de extrema derecha veía con malos ojos nuestra presencia en las villas miseria. Interpretaban el hecho de que viviéramos allí como un apoyo a la guerrilla y se propusieron denunciarnos como terroristas. Nosotros sabíamos de dónde soplaba el viento y quién era responsable por estas calumnias. De modo que fui a hablar con la persona en cuestión y le expliqué que estaba jugando con nuestras vidas. El hombre me prometió que haría saber a los militares que no éramos terroristas. Por declaraciones posteriores de un oficial y treinta documentos a los que pude acceder más tarde pudimos comprobar sin lugar a dudas que este hombre no había cumplido su promesa sino que, por el contrario, había presentado una falsa denuncia ante los militares”. En otra parte del libro agrega que esa persona hizo “creíble la calumnia valiéndose de su autoridad” y “testificó ante los oficiales que nos secuestraron que habíamos trabajado en la escena de la acción terrorista. Poco antes yo le había manifestado a dicha persona que estaba jugando con nuestras vidas. Debió tener conciencia de que nos mandaba a una muerte segura con sus declaraciones”.
La identidad de esa persona se revela en una carta que Orlando Yorio escribió en Roma en noviembre de 1977, dirigida al asistente general de la Compañía de Jesús, padre Moura. Ese texto permite conocer el resto de la historia, por testimonio directo de una de las víctimas.
En esa recapitulación escrita 18 años antes que el libro de Jalics, Yorio cuenta lo mismo, pero en vez de “una persona” dice Jorge Mario Bergoglio. Cuenta que Jalics habló dos veces con el provincial, quien “se comprometió a frenar los rumores dentro de la Compañía y a adelantarse a hablar con gente de las Fuerzas Armadas para testimoniar nuestra inocencia”. También menciona las críticas que circulaban en la Compañía de Jesús en contra de él y de Jalics: “Hacer oraciones extrañas, convivir con mujeres, herejías, compromiso con la guerrilla”, similares a las que Bergoglio transmitió luego a la Cancillería. Yorio no conocía la existencia de ese documento, que encontré cinco años después de su muerte. En su libro, Bergoglio dice lo mismo que les transmitía a Jalics y Yorio: que él no creía en la veracidad de esas acusaciones. ¿Por qué entonces debía comunicarlas al gobierno militar, como prueba el documento que se reproduce en esta edición?
Una boca importante
Cuando Bergoglio le dijo que había recibido informes negativos sobre él, Yorio habló con los consultados por su superior. Por lo menos tres de ellos (los sacerdotes Oliva, José Ignacio Vicentini y Juan Carlos Scannone) le dijeron que no habían opinado en su contra sino a favor. En el clima de la Argentina, la acusación de pertenencia a la guerrilla en “una boca importante (como la de un jesuita) podía significar lisa y llanamente nuestra muerte. Las fuerzas de extrema derecha ya habían ametrallado en su casita a un sacerdote, y habían raptado, torturado y abandonado muerto a otro. Los dos vivían en villas miseria. Nosotros habíamos recibido avisos en el sentido de que nos cuidáramos”, escribió Yorio al padre Moura.
Agrega que Jalics habló no menos de dos veces con Bergoglio para hacerle ver el peligro en que esas versiones los colocaban. Según Yorio, “Bergoglio reconoció la gravedad del hecho y se comprometió a frenar los rumores dentro de la Compañía y a hablar con gente de las Fuerzas Armadas para testimoniar nuestra inocencia. [Pero como] el provincial no hacía nada por defendernos nosotros empezábamos a sospechar de su honestidad. Estábamos cansados de la provincia y totalmente inseguros”.
Tenían sus motivos. Durante años, Bergoglio los había sometido a un hostigamiento insidioso, sin asumir en forma abierta las acusaciones en contra de ellos, que siempre atribuía a otros sacerdotes u obispos que, una vez confrontados, lo desmentían. Bergoglio les había garantizado una continuidad de tres años en su trabajo en la villa del Bajo Flores. Pero al arzobispo Juan Carlos Aramburu le informó que estaban allí sin autorización. El aviso les llegó por medio de uno de los fundadores del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y de la pastoral villera, Rodolfo Ricciardelli, a quien se lo contó el propio Aramburu. Cuando Yorio lo consultó, Bergoglio le dijo que Aramburu “era un mentiroso” y que empleaba esas “tácticas para molestar a la Compañía”.
La infamia pública
En nuestro intercambio epistolar, Yorio sostuvo que en el clima de miedo y delación instalado dentro de la Iglesia y de la sociedad, los sacerdotes que trabajaban entre los más pobres “éramos demonizados, puestos en sospecha dentro de nuestras propias instituciones y acusados de subvertir el orden social”. En ese contexto fueron sometidos por Bergoglio a “la prohibición e infamia pública de no poder ejercer el sacerdocio, dando así ocasión y justificación para que las fuerzas represivas nos hicieran desaparecer. Se nos podía avisar que había peligros, pero sin frenar las difamaciones de las que los mismos que nos hacían el servicio de avisarnos eran cómplices. Se nos podía alertar de que estábamos señalados y acusados, pero manteniendo en el misterio y la ambigüedad las causales de acusación, quitándonos así la posibilidad de defendernos”.
Una vez que salieron de la Compañía de Jesús, Bergoglio les recomendó que fueran a ver al obispo de Morón, Miguel Raspanti, en cuya diócesis podrían salvar el sacerdocio y la vida. El provincial se ofreció a enviar un informe favorable para que los aceptara. Yorio y Jalics supieron por el vicario y algunos sacerdotes de la diócesis de Morón que la carta del provincial Bergoglio a Raspanti contenía acusaciones “suficientes como para que no pudiéramos ejercer más el sacerdocio”.
–No es cierto. Mi informe fue favorable. Lo que pasa es que Raspanti es una persona de edad que a veces se confunde –se defendió Bergoglio ante Yorio. Pero en su nuevo encuentro con el obispo de Morón, ratificó las acusaciones, según el relato que Raspanti le transmitió a otro de los sacerdotes de la comunidad del Bajo Flores, Luis Dourrón. Yorio insistió entonces con Bergoglio.
–Raspanti dice que sus sacerdotes se oponen a que ustedes entren en la diócesis –arguyó esta vez el provincial.
Otra alternativa posible era que se integraran al Equipo de Pastoral Villera del Arzobispado de Buenos Aires. Su responsable, presbítero Héctor Botán, se lo planteó al arzobispo Aramburu.
–Imposible. Hay acusaciones muy graves en contra de ellos. No quiero ni verlos –le contestó.
Uno de los sacerdotes villeros se quejó ante el vicario episcopal de la zona de Flores, Mario José Serra.
–Las acusaciones vienen del provincial –le explicó Serra.
El propio Serra fue el encargado de comunicarle a Yorio que le habían quitado las licencias para ejercer su ministerio en la Arquidiócesis, debido a que el provincial había informado que “yo salía de la Compañía”.
–No tenían por qué quitarte las licencias. Esas son las cosas de Aramburu. Yo te doy licencias para que sigas celebrando misa en privado, hasta que consigas un obispo –le dijo Bergoglio.
El último intento por conseguirles un obispo que los incardinara lo hizo el sacerdote de la Arquidiócesis Eduardo González. Convocado a la Asamblea Plenaria del Episcopado que comenzó el 10 de mayo de 1976, planteó el caso al arzobispo de Santa Fe, Vicente Zazpe.
–No es posible hacerse cargo de ellos porque el provincial anda diciendo que los echa de la Compañía –sostuvo.
El Equipo de Pastoral Villera envió una carta de protesta a Bergoglio, con copias al nuncio Pio Laghi, Aramburu y Raspanti, que no respondieron. El tiempo se había agotado y pocos días después Yorio y Jalics fueron secuestrados, conducidos a la ESMA y luego a una casa operativa, en la que fueron torturados. Un interrogador con ostensibles conocimientos teológicos le dijo a Yorio que sabían que no era guerrillero pero que con su trabajo en la villa unía a los pobres y eso era subversivo. Su libertad fue negociada por el gobierno a cambio de que el Episcopado recibiera al jefe de Estado Mayor del Ejército, Roberto Viola, y al ministro de Economía José Martínez de Hoz. Un día antes de esa visita al Episcopado, Yorio y Jalics fueron drogados y depositados por un helicóptero en un bañado de Cañuelas.
Luego de recuperar la libertad Yorio se refugió en una iglesia y luego en casa de su madre. La protección de un obispo era más urgente que nunca. El único que lo aceptó fue Jorge Novak. Cuando comenzaron las razzias en la zona y supo que preguntaban por Yorio, Novak insistió para que saliera del país. “Bergoglio no me quería mandar a Roma, pero por presión de mi familia y de Novak salí. Estaba escondido, porque hubo una orden de Videla de buscarme”, me escribió Yorio en 1999. Cuando reaparecieron en Cañuelas, la entonces monja Norma Gorriarán, de la Compañía de María, visitó a Yorio en casa de su madre. En una entrevista para mi “Historia política de la Iglesia Católica argentina” realizada el 27 de julio de 2006 recordó que estaban pelando arvejas cuando llegó la hermana de Yorio con la información de que lo estaban buscando. “Lo llevé a una casa de monjas en Villa Urquiza donde tuve a Orlando un mes, en una piecita, en la terraza”. Bergoglio le exigió que le dijera dónde estaba Yorio, “aparentemente para protegerlo. Pero no me resultaba creíble”. La religiosa se negó. Bergoglio “temblaba, furioso de que una monja insignificante lo enfrentara. Me señalaba y me decía ‘vos sos responsable de los riesgos que corra Orlando, donde sea que esté’. Quería saber dónde estaba”.
Por último, Laghi le consiguió los documentos y Bergoglio le pagó el pasaje a Roma. “Pero explicaciones sobre lo ocurrido antes no pudo darme ninguna. Se adelantó a pedirme por favor que no se las pidiera, porque se sentía muy confundido y no sabría dármelas. Yo tampoco le dije nada. ¿Qué podía decirle?” Yorio recordó que recién en Roma, el secretario del general de los jesuitas “me sacó la venda de los ojos”. Ese jesuita colombiano, el padre Cándido Gaviña, “me informó que yo había sido expulsado de la Compañía. También me contó que el embajador argentino en el Vaticano le informó que el gobierno decía que habíamos sido capturados por las Fuerzas Armadas porque nuestros superiores eclesiásticos habían informado al gobierno que al menos uno de nosotros era guerrillero. Gavigna le pidio que lo confirmara por escrito, y el embajador lo hizo”.
En cambio Jalics viajó a Estados Unidos y luego a Alemania. Escribió que tenía más resentimiento hacia quien los había entregado que contra sus captores y pese a la distancia “no cesaban las mentiras, calumnias y acciones injustas”. Pero, cuenta en su libro, en 1980 quemó los documentos probatorios de lo que llama “el delito” de sus perseguidores. Hasta entonces los había conservado con la secreta intención de utilizarlos. “Desde entonces me siento verdaderamente libre y puedo decir que he perdonado de todo corazón”. En 1990, durante una de sus visitas al país, Jalics se reunió en el instituto Fe y Oración, de la calle Oro 2760, con Emilio y Chela Mignone. Según la minuta de ese encuentro escrita por Mignone, Jalics les dijo que “Bergoglio se opuso a que una vez puesto en libertad permaneciera en la Argentina y habló con todos los obispos para que no lo aceptaran en sus diócesis en caso que se retirara de la Compañía de Jesús”. Bergoglio dice ahora que cuando Jalics viene al país lo visita. La familia de Yorio tiene una información distinta: es Bergoglio quien lo busca, como parte de su operación de blanqueo.

"PARADOJAS" - por Eduardo Galeano

La mitad de los brasileños es pobre o muy pobre, pero el país de Lula es el segundo mercado mundial de las lapiceras Mont Blanc y el noveno comprador de autos Ferrari, y las tiendas Armani de Sao Paulo venden más que las de Nueva York.

Pinochet, el verdugo de Allende, rendía homenaje a su víctima cada vez que hablaba del "milagro chileno". El nunca lo confesó, ni tampoco lo han dicho los gobernantes democráticos que vinieron después, cuando el "milagro" se convirtió en "modelo": ¿qué sería de Chile si no fuera chileno el cobre, la viga maestra de la economía, que Allende nacionalizó y que nunca fue privatizado?

En América nacieron, no en la India, nuestros indios. También el pavo y el maíz nacieron en América, y no en Turquía, pero la lengua inglesa llama turkey al pavo y la lengua italiana llama granturco al maíz.

El Banco Mundial elogia la privatización de la salud pública en Zambia: "Es un modelo para el Africa. Ya no hay colas en los hospitales". El diario The Zambian Post completa la idea: "Ya no hay colas en los hospitales, porque la gente se muere en la casa".

Hace cuatro años, el periodista Richard Swift llegó a los campos del oeste de Ghana, donde se produce cacao barato para Suiza. En la mochila, el periodista llevaba unas barras de chocolate. Los cultivadores de cacao nunca habían probado el chocolate. Les encantó.

Los países ricos, que subsidian su agricultura a un ritmo de mil millones de dólares por día, prohíben los subsidios a la agricultura en los países pobres. Cosecha récord a orillas del río Missisipi: el algodón estadounidense inunda el mercado mundial y derrumba el precio. Cosecha récord a orillas del río Níger: el algodón africano paga tan poco que ni vale la pena recogerlo.

Las vacas del norte ganan el doble que los campesinos del sur. Los subsidios que recibe cada vaca en Europa y en Estados Unidos duplican la cantidad de dinero que en promedio gana, por un año entero de trabajo, cada granjero de los países pobres.
Los productores del sur acuden desunidos al mercado mundial. Los compradores del norte imponen precios de monopolio. Desde que en 1989 murió la Organización Internacional del Café y se acabó el sistema de cuotas de producción, el precio del café anda por los suelos. En estos últimos tiempos, peor que nunca: en América Central, quien siembra café cosecha hambre. Pero no se ha rebajado ni un poquito, que yo sepa, lo que uno paga por beberlo.

Carlomagno, creador de la primera gran biblioteca de Europa, era analfabeto.

Joshua Slocum, el primer hombre que dio la vuelta al mundo navegando en solitario, no sabía nadar.

Hay en el mundo tantos hambrientos como gordos. Los hambrientos comen basura en los basurales; los gordos comen basura en McDonald's.

El progreso infla. Rarotonga es la más próspera de las islas Cook, en el Pacífico sur, con asombrosos índices de crecimiento económico. Pero más asombroso es el crecimiento de la obesidad entre sus hombres jóvenes. Hace 40 años eran gordos 11 de cada 100. Ahora, son gordos todos.

Desde que China se abrió a esta cosa que llaman "economía de mercado", el menú tradicional de arroz con verduras ha sido velozmente desplazado por las hamburguesas. El gobierno chino no ha tenido más remedio que declarar la guerra contra la obesidad, convertida en epidemia nacional. La campaña de propaganda difunde el ejemplo del joven Liang Shun, que adelgazó 115 kilos el año pasado.

La frase más famosa atribuida a Don Quijote ("Ladran, Sancho, señal que cabalgamos") no aparece en la novela de Cervantes; y Humphrey Bogart no dice la frase más famosa atribuida a la película Casablanca (Play it again, Sam).

Contra lo que se cree, Alí Babá no era el jefe de los 40 ladrones, sino su enemigo; y Frankenstein no era el monstruo, sino su involuntario inventor.

A primera vista, parece incomprensible, y a segunda vista, también: donde más progresa el progreso, más horas trabaja la gente. La enfermedad por exceso de trabajo conduce a la muerte. En japonés se llama karoshi. Ahora los japoneses están incorporando otra palabra al diccionario de la civilización tecnológica: karojsatsu es el nombre de los suicidios por hiperactividad, cada vez más frecuentes.

En mayo de 1998, Francia redujo la semana laboral de 39 a 35 horas. Esa ley no sólo resultó eficaz contra la desocupación, sino que además dio un ejemplo de rara cordura en este mundo que ha perdido un tornillo, o varios, o todos: ¿para qué sirven las máquinas, si no reducen el tiempo humano de trabajo? Pero los socialistas perdieron las elecciones y Francia retornó a la anormal normalidad de nuestro tiempo. Ya se está evaporando la ley que había sido dictada por el sentido común.

La tecnología produce sandías cuadradas, pollos sin plumas y mano de obra sin carne ni hueso. En unos cuantos hospitales de Estados Unidos los robots cumplen tareas de enfermería. Según el diario The Washington Post, los robots trabajan 24 horas por día, pero no pueden tomar decisiones, porque carecen de sentido común: un involuntario retrato del obrero ejemplar en el mundo que viene.

Según los evangelios, Cristo nació cuando Herodes era rey. Como Herodes murió cuatro años antes de la era cristiana, Cristo nació por lo menos cuatro años antes de Cristo.

Con truenos de guerra se celebra, en muchos países, la Nochebuena. Noche de paz, noche de amor: la cohetería enloquece a los perros y deja sordos a las mujeres y los hombres de buena voluntad.

La cruz esvástica, que los nazis identificaron con la guerra y la muerte, había sido un símbolo de la vida en la Mesopotamia, la India y América.

Cuando George W. Bush propuso talar los bosques para acabar con los incendios forestales, no fue comprendido. El presidente parecía un poco más incoherente que de costumbre. Pero él estaba siendo consecuente con sus ideas. Son sus santos remedios: para acabar con el dolor de cabeza, hay que decapitar al sufriente; para salvar al pueblo de Irak, vamos a bombardearlo hasta hacerlo puré.

El mundo es una gran paradoja que gira en el universo. A este paso, de aquí a poco los propietarios del planeta prohibirán el hambre y la sed, para que no falten el pan ni el agua.

Operación plomo impune; un artículo de Eduardo Galeano

Brecha / insurgente.

Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar con los terroristas, logrará multiplicarlos. Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso.
Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir sus gobernantes.
Cuando votan a quien no deben votar, son castigados. Gaza está siendo castigada. Se convirtió en una ratonera sin salida, desde que Hamas ganó limpiamente las elecciones, en el año 2006. Algo parecido había ocurrido en 1932, cuando el Partido Comunista triunfó en las elecciones de El Salvador.
Bañados en sangre, los salvadoreños expiaron su mala conducta y desde entonces vivieron sometidos a dictaduras militares. La democracia es un lujo que no todos merecen.

Son hijos de la impotencia los cohetes caseros que los militantes de Hamas, acorralados en Gaza, disparan con chambona puntería sobre las tierras que habían sido palestinas y que la ocupación israelita usurpó. Y la desesperación, a la orilla de la locura suicida, es la madre de las bravatas que niegan el derecho a la existencia de Israel, gritos sin ninguna eficacia, mientras la muy eficaz guerra de exterminio está negando, desde hace años, el derecho a la existencia de Palestina.
Ya poca Palestina queda. Paso a paso, Israel la está borrando del mapa.
Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera. Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa.
No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania.
Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo. En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y los almuerzos siguen. La devoración se justifica por los títulos de propiedad que la Biblia otorgó, por los dos mil años de persecución que el pueblo judío sufrió, y por el pánico que generan los palestinos al acecho.

Israel es el país que jamás cumple las recomendaciones ni las resoluciones de las Naciones Unidas, el que nunca acata las sentencias de los tribunales internacionales, el que se burla de las leyes internacionales, y es también el único país que ha legalizado la tortura de prisioneros.
¿Quién le regaló el derecho de negar todos los derechos? ¿De dónde viene la impunidad con que Israel está ejecutando la matanza de Gaza? El gobierno español no hubiera podido bombardear impunemente el País Vasco para acabar con ETA, ni el gobierno británico hubiera podido arrasar Irlanda para liquidar al IRA.
¿Acaso la tragedia del Holocausto implica una póliza de eterna impunidad? ¿O esa luz verde proviene de la potencia mandamás que tiene en Israel al más incondicional de sus vasallos?

El ejército israelí, el más moderno y sofisticado del mundo, sabe a quién mata. No mata por error. Mata por horror. Las víctimas civiles se llaman daños colaterales, según el diccionario de otras guerras imperiales.
En Gaza, de cada diez daños colaterales, tres son niños. Y suman miles los mutilados, víctimas de la tecnología del descuartizamiento humano, que la industria militar está ensayando exitosamente en esta operación de limpieza étnica.
Y como siempre, siempre lo mismo: en Gaza, cien a uno. Por cada cien palestinos muertos, un israelí.
Gente peligrosa, advierte el otro bombardeo, a cargo de los medios masivos de manipulación, que nos invitan a creer que una vida israelí vale tanto como cien vidas palestinas. Y esos medios también nos invitan a creer que son humanitarias las doscientas bombas atómicas de Israel, y que una potencia nuclear llamada Irán fue la que aniquiló Hiroshima y Nagasaki.

La llamada comunidad internacional, ¿existe?
¿Es algo más que un club de mercaderes, banqueros y guerreros? ¿Es algo más que el nombre artístico que Estados Unidos se pone cuando hace teatro?
Ante la tragedia de Gaza, la hipocresía mundial se luce una vez más. Como siempre, la indiferencia, los discursos vacíos, las declaraciones huecas, las declamaciones altisonantes, las posturas ambiguas rinden tributo a la sagrada impunidad.
Ante la tragedia de Gaza, los países árabes se lavan las manos. Como siempre. Y como siempre, los países europeos se frotan las manos.
La vieja Europa, tan capaz de belleza y de perversidad, derrama alguna que otra lágrima, mientras secretamente celebra esta jugada maestra. Porque la cacería de judíos fue siempre una costumbre europea, pero desde hace medio siglo esa deuda histórica está siendo cobrada a los palestinos, que también son semitas y que nunca fueron, ni son, antisemitas.
Ellos están pagando, en sangre contante y sonante, una cuenta ajena.

(Este artículo está dedicado a mis amigos judíos asesinados por las dictaduras latinoamericanas que Israel asesoró.)

EL MINISTRO QUE NO FUE Y LA JACTANCIA DEL HOMBRE - Padre o sheriff

Abel Parentini no pudo llamarse a silencio ni siquiera después de allanarle el camino con su renuncia a Macri. No perdonó micrófono para seguir su compulsiva diatriba contra la democracia, la política, el sindicalismo y la anarquía en la que ve sumirse a la Argentina. Su obsesión con el rock, la decadencia de Occidente y la muerte de Dios. Una mente bizarra, más propia de un jefe de policía que de un ministro de Educación.

Por Horacio Verbitsky

Abel Parentini no pudo llamarse a silencio ni siquiera después de allanarle el camino con su renuncia al jefe de gobierno Maurizio Macri. No perdonó micrófono para seguir su compulsiva diatriba contra la democracia, la política, el sindicalismo y la anarquía en la que ve sumirse a la Argentina. Con patética ingenuidad confesó que se sentía un héroe solitario abandonado por la cobardía general, de la que exceptuó a Macri por haber tenido el valor de designar a alguien tan poco convencional como él. En su retahíla de despropósitos finales no hubo nada más significativo que su insistencia en abominar del rock y de su audiencia juvenil. Las cosas que dijo y escribió al respecto ayudan a entender esa mente bizarra, que con su verborrágica jactancia aún cree posible disimular el peor fracaso ministerial desde la semana ingloriosa de Ricardo López Murphy en el ministerio de Economía. También mejoran la comprensión sobre la de Macri, a quien más le hubiera valido enviarlo a la jefatura de policía que al ministerio de Educación.
“Son opiniones que tengo escritas hace 30 años”, dijo acerca del rock y la alienación juvenil, que también vinculó con la droga, como si sus añejos preconceptos fueran un buen brandy que con cada sol madura. Desde Woodstock, “el rock trajo una vinculación nefasta, anárquica en los jóvenes. Tengo un motivo personalísimo sobre esa relación”, declaró. El motivo personalísimo se explica en el último libro de Parentini: Cuando muere el hijo. Una crónica real. La obra narra las reflexiones del autor ante el suicidio de su hijo adolescente con el Colt 38 que él mismo le enseñó a manejar luego de decirle que era “un verdadero cañón”. En sus 166 páginas no hay un párrafo de piedad por el niño ni el menor atisbo de comprensión de la penuria afectiva que pudo llevarlo a la decisión. Apenas una línea en la que el padre afirma tener “una cuota de responsabilidad”, como conjetura obvia que no desarrolla porque eso requeriría el imposible para él de sentir con el otro. Lo admite sin advertirlo: “¿Qué podemos saber del yo profundo de un adolescente que se mata?” Nada, claro, para alguien cuyo sentimiento predominante es la vergüenza ante los demás por incomodarlos con el escándalo, como repite una y otra vez, y cuyo mayor esfuerzo está puesto en que nadie lo vea llorar. En una de las primeras visitas al cementerio, se pregunta con una aridez de espanto: “¿Trata uno de emocionarse porque está allí? ¿Trata uno de no pensar que el martes vence la boleta de la luz?”
Parentini transcribe sin pudor párrafos del diario personal de su hijo, que habla de ahogarse en cocaína y matar, y lo reduce a materia prima de su prosa anticuada y hueca, con una falta de amor y respeto después de la muerte que permite imaginar cómo fue la relación en vida. El chico narra su asistencia a un concierto heavy metal, bajo una nube de marihuana, ataviado con una gorra negra, un impermeable de su madre que considera digno de la KGB o la Gestapo y un cinturón con una calavera en la hebilla y la inscripción “Death or Glorie” (sic). “Nada más parecido al fascismo de patotas que un ‘recital’ de rock, por la torpe oscilación entre agresividad masiva y exaltación del individuo débil que cree exorcizar para siempre sus miedos. Nuestro hijo participaba de la pasión nihilista”, escribe el padre que no osa decir su nombre. En su página de Internet publica una foto significativa: él mismo a los 20 años, con el capote militar y la gorra germánica que aún se usaban en 1956.
Por uno de los compañeros del chico se entera que formaban una logia que se proponía realizar un gran estropicio, para no llegar al bachillerato. “O se rompe a los 15 con todo, o uno es absorbido por el sistema para siempre: ser un joven burgués convencional, conformista”. El padre mira las fotos escolares e imagina la del año siguiente, las vidas futuras de los compañeros de su hijo, que “seguirán con entusiasmo en sus universidades, puestos importantes de empresarios, funcionarios. Ellas en felices matrimonios”. Iván, en cambio, “dejaría su gatera vacía a la largada de la carrera. Todos ellos seguirán, menos mi hijo. Y no siento pena. Ya el futuro no da muchas ganas. Estamos como Roma en el siglo IV”, anota. La incapacidad para acercarse a la criatura, antes y después del suicidio, se resuelve en una rumiación ideológica sobre la decadencia de Occidente, que treinta años después asume con orgullo las formas exteriores de aquella angustia adolescente. “Tenías estirpe de guerrero romano caído en el páramo de la burguesía”, escribe Parentini. “Te imaginaste en el camino de los días mediocres. No quisiste pensar dos veces”. Su hijo forma parte de “la raza venidera” que “coincide con los alaridos idiotizantes del rock. La droga es la puerta de los más románticos. El suicidio es el portazo de los intransigentes, esos romanos capaces de la definición absoluta perdidos en una masa entregada, anónima”.
Sus juicios despectivos sobre la democracia argentina son apenas el capítulo contemporáneo y localizado de un desdén universal. En un viaje a Atenas y Mileto, en busca de la higuera ahuecada por un rayo en la que Anaximandro se instalaba para mirar las estrellas y disolverse en el universo y la eternidad, Parentini escribe que “allí nació la llamada democracia, el culto de la mayoría”, al que vincula con “el tiempo final en el que el hombre ya no puede creer en el destino divino o superior”, sustituido por “el frenesí idiota y ciego del éxtasis juvenil”. Claro que aquí todo es peor. Recuerda que desde su oficina consular se enteraba “de las nuevas ruindades del pueblo del no te metás”, al que considera “corroído por una enfermedad moral profunda”, ya sea que gobiernen el peronismo o los militares.
No deja de llamar la atención que un hombre que milita por la imposición del orden a la fuerza (como el que la Policía Federal le aplicó a Rubén Carballo en un recital de rock) y a quien tanto le cuesta hacerse cargo de su paternidad haya decidido prescindir de su apellido, Parentini, por el Posse de la partida que sigue a un sheriff justiciero. Para eso hacen falta temple y condiciones de liderazgo de las que el ex ministro ha demostrado adolecer. Concluido su periplo político, Parentini vuelve a escribir. Mala noticia para la literatura.