NUEVO ESPACIO PARA COMPARTIR

En esta foto se ven las montañas "abriendo sus puertas" para que entre la ruta y el río juntos al pueblo, quizás el más lindo de la Argentina, colgado al pie de esa piedra impresionante que es el cerro Fitz Roy.
Ese pueblo que nos invita a pasar es El Chaltén, en la patagónica Santa Cruz.
Esta página, es como esa puerta, que permite mirar en el lugar en que subo algunas de las cosas de mi archivo personal, que me acompaña a todas partes. La mayor parte de ellas, pertenecen a otra gente; otras, las menos, son propias.
Algunas, a algunos cercanos a mi vida, a mis afectos. A una parte de ellas, algunos hábiles talentosos les han puesto música.
Otras no la precisan.
Seguiré buscando y subiendo otras cosas por allí, nuevas y no tanto, las que de a poco se irán haciendo mías también.
Espero que las disfruten tanto como las disfruto yo.
Y si quieren subir algún comentario, será bienvenido..!
(rt)




miércoles, febrero 16, 2011

COMO LA CIGARRA, de María Elena Walsh

Tantas veces me mataron, tantas veces me morí, sin embargo estoy aqui, resucitando.
Gracias doy a la desgracia y a la mano con puñal
porque me mató tan mal, y seguí cantando.

Cantando al sol como la cigarra  después de un año bajo la tierra,
igual que sobreviviente que vuelve de la guerra.

Tantas veces me borraron, tantas desaparecí,
a mi propio entierro fui sola y llorando.
Hice un nudo en el pañuelo, pero me olvidé después
que no era la única vez, y volví cantando.


Tantas veces te mataron, tantas resucitarás,
tantas noches pasarás desesperando.
A la hora del naufragio y la de la oscuridad,
alguien te rescatará para ir cantando.

CANCIÓN DE CUNA PARA GOBERNANTE, de María Elena Walsh

Duerme tranquilamente que viene un sable

a vigilar tu sueño de gobernante.
América te acuna como una madre,
con un brazo de rabia y otro de sangre.

Duerme con aspavientos, duerme y no mandes
que ya te están velando los estudiantes.
Duerme mientras arriba lloran las aves,
y el lucero trabaja para la cárcel.

Hombres, niños, mujeres, es decir: nadie,
parece que no quieren que tú descanses.
Rozan con penas chicas tu sueño grande,
cuando no piden casas, pretenden panes.

Gritan junto a tu cuna: No te levantes...!!!
aunque su grito diga: «Oíd, mortales».

Duermete oficialmente, sin preocuparte,
que sólo algunas piedras son responsables,
que ya te están velando los estudiantes
y los lirios del campo no tienen hambre.
Y el lucero trabaja para la cárcel.

CANCIÓN DE CAMINANTES, de María Elena Walsh

Porque el camino es árido y desalienta.

Porque tenemos miedo de andar a tientas
Porque esperando a solas poco se alcanza
Valen mas os temores que una esperanza

Dame la mano y vamos ya.
Si por delicadeza perdí mi vida
Quiero ganar la tuya por decidida.
Porque el silencio es cruel peligroso el viaje
Yo te doy mi canción tu me das coraje.
Dame la mano y vamos ya.

Animo nos daremos a cada paso
Animo compartiendo la sed y el vaso
Animo que aunque hallamos envejecido
Siempre el dolor parece recién nacido.


Dame la mano y vamos ya.

Porque la vida es poca la muerte mucha
Porque no hay guerra pero sigue la lucha
Siempre nos separaron los que dominan
Pero sabemos que hoy eso se termina.


Dame la mano y vamos ya.

SÁBANA Y MANTEL, de María Elena Walsh

Sábana y mantel

Son trapos de ser humano
si humano lo dejan ser.
Sencilla gala de pobre
y no lujo de burgués
que se puede tener mucho
pero no tener con quién.

Sábana y mantel.

El hijo de la intemperie
los teje más de una vez
y puede con hoja verde
adornar su desnudez.
Salvaje quien duerme avaro
y mata el hambre de pie.
Sábana y mantel.
No te los dan en la cárcel
y por más que te los den
en el destierro no suelen
aliviar sueño ni sed
porque no saben la historia
escrita sobre tu piel.


Sábana y mantel.


Uno manchado de vino
que señal de gozo es
y la otra humedecida
con rocío de querer
que no le falten a nadie
en este mundo tan cruel.


Sábana y mantel.

CANCION PARA PABLO NERUDa, de Atahualpa Yupanqui

Pablo nuestro que estás en tu Chile,
viento en el viento.
Cósmica voz de caracol antiguo.
Nosotros te decimos,
gracias por la ternura que nos diste,
por las golondrinas que vuelan con tus versos.
De barca a barca, de rama a rama.
De silencio a silencio,
el amor de los hombres repite tus poemas.
En cada calabozo de América
un muchacho recuerda tus poemas.
Pablo nuestro que estás en tu Chile,
todo el paisaje custodia tu sueño de gigante.
La humedad de la planta y la roca
allá en el sur.
La arena desmenuzada, vicuña adentro
en el desierto.
Y allá arriba, el salitre, las gaviotas y el mar.

Pablo nuestro que estás en tu Chile.
Gracias, par la ternura que nos diste.

EL ARRIERO VA, de Atahualpa Yupanqui

En las arenas bailan los remolinos, el sol juega en el brillo del pedregal,
y prendido a la magia de los caminos,
el arriero va, el arriero va.
Es bandera de niebla su poncho al viento,
lo saludan las flautas del pajonal,
y animando la tropa par esos cerros,
el arriero va, el arriero va.


Las penas y las vaquitas
se van par la misma senda.
Las penas son de nosotros,
las vaquitas son ajenas.


Un degüello de soles muestra la tarde,
se han dormido las luces del pedregal,
y animando la tropa, dale que dale,
el arriero va, el arriero va.


Amalaya la noche traiga un recuerdo
que haga menos peso mi soledad.
Como sombra en la sombra por esos cerros,
el arriero va, el arriero va.

LOS HERMANOS, de Atahualpa Yupanqui

Yo tengo tantos hermanos,

que no los puedo contar,
en el valle, la montaña,
en la pampa y en el mar.

Cada cual con sus trabajos,
con sus sueños cada cual,
con la esperanza delante,
con los recuerdos, detrás.

Yo tengo tantos hermanos,
que no los puedo contar.

Gente de mano caliente
por eso de la amistad,
con un rezo pa’ rezarlo,
con un llanto pa’ llorar.

Con un horizonte abierto,
que siempre está más allá,
y esa fuerza pa’ buscarlo
con tesón y voluntad.


Cuando parece más cerca
es cuando se aleja más.
Yo tengo tantos hermanos,
que no los puedo contar.

Y así seguimos andando
curtidos de soledad,
nos perdemos por el mundo,
nos volvemos a encontrar.


Y así nos reconocemos
por el lejano mirar,
por las coplas que mordemos,
semillas de inmensidad.


Y así seguimos andando
curtidos de soledad,
y en nosotros nuestros muertos
pa’ que naide quede atrás.


Yo tengo tantos hermanos,
que no los puedo contar,
y una novia muy hermosa
que se llama libertad.