NUEVO ESPACIO PARA COMPARTIR

En esta foto se ven las montañas "abriendo sus puertas" para que entre la ruta y el río juntos al pueblo, quizás el más lindo de la Argentina, colgado al pie de esa piedra impresionante que es el cerro Fitz Roy.
Ese pueblo que nos invita a pasar es El Chaltén, en la patagónica Santa Cruz.
Esta página, es como esa puerta, que permite mirar en el lugar en que subo algunas de las cosas de mi archivo personal, que me acompaña a todas partes. La mayor parte de ellas, pertenecen a otra gente; otras, las menos, son propias.
Algunas, a algunos cercanos a mi vida, a mis afectos. A una parte de ellas, algunos hábiles talentosos les han puesto música.
Otras no la precisan.
Seguiré buscando y subiendo otras cosas por allí, nuevas y no tanto, las que de a poco se irán haciendo mías también.
Espero que las disfruten tanto como las disfruto yo.
Y si quieren subir algún comentario, será bienvenido..!
(rt)




lunes, noviembre 15, 2010

EL GORDO TRISTE, de Horacio Ferrer

Por su pinta poeta de gorrión con gomina, por su voz que es un gato sobre ocultos platillos,
los enigmas del vino le acarician los ojos
y un dolor le perfuma la solapa y los astros.
Grita el águila taura que se posa en sus dedos
convocando a los hijos en la cresta del sueño:
¡a llorar como el viento, con las lágrimas altas!,
¡a cantar como el pueblo, por milonga y por llanto!


Del brazo de un arcángel y un malandra
se van con sus anteojos de dos charcos,
a ver por quién se afligen las glicinas,
Pichuco de los puentes en silencio.
Por gracia de morir todas las noches
jamás le viene justa muerte alguna,
jamás le quedan flojas las estrellas,
Pichuco de la misa en los mercados.


¿De qué Shakespeare lunfardo se ha escapado este hombre
que un fósforo ha visto la tormenta crecida,
que camina derecho por atriles torcidos,
que organiza glorietas para perros sin luna?
No habrá nunca un porteño tan baqueano del alba,
con sus árboles tristes que se caen de parado.
¿Quién repite esta raza, esta raza de uno,
pero, quién la repite con trabajos y todo?


Por una aristocracia arrabalera,
tan sólo ha sido flaco con él mismo.
También el tiempo es gordo, y no parece,
Pichuco de las manos como patios.
Y ahora que las aguas van más calmas
y adentro de su fueye cantan pibes,
recuerde y sueñe y viva, gordo lindo,

amado por nosotros, por nosotros...!!!

BALADA PARA UN LOCO, de Horacio Ferrer

Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese qué sé yo, ¿viste? Salís de tu casa, por Arenales. Lo de siempre: en la calle y en vos. . .
Cuando, de repente, de atrás de un árbol, me aparezco yo..!
Mezcla rara de penúltimo linyera y de primer polizonte en el viaje a Venus: medio melón en la cabeza, las rayas de la camisa pintadas en la piel, dos medias suelas clavadas en los pies, y una banderita de taxi libre levantada en cada mano.
¡Te reís!.., pero sólo vos me ves: porque los maniquíes me guiñan; los semáforos me dan tres luces celestes, y las naranjas del frutero de la esquina me tiran azahares.
¡Vení!, que así, medio bailando y medio volando, me saco el melón para saludarte, te regalo una banderita, y te digo...



Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao... no ves que va la luna rodando por Callao;
que un corso de astronautas y niños, con un vals, me baila alrededor...
¡Bailá! ¡Vení! ¡Volá!
Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao…
Yo miro a Buenos Aires del nido de un gorrión y a vos te vi tan triste...
¡Vení! ¡Volá! ¡Sentí el loco berretín que tengo para vos..!!


¡Loco! ¡Loco! ¡Loco!
Cuando anochezca en tu porteña soledad, por la ribera de tu sábana vendré
con un poema y un trombón a desvelarte el corazón.
¡Loco! ¡Loco! ¡Loco!
Como un acróbata demente saltaré, sobre el abismo de tu escote hasta sentir
que enloquecí tu corazón de libertad... ¡Ya vas a ver!

Salgamos a volar, querida mía; subite a mi ilusión super-sport, y vamos a correr por las cornisas con una golondrina en el motor! De Vieytes nos aplauden: "¡Viva! ¡Viva!", los locos que inventaron el Amor.
Y un ángel, y un soldado y una niña nos dan un valsecito bailador. Nos sale a saludar la gente linda... y yo, loco, pero tuyo, ¡qué sé yo!.., provoco campanarios con la risa, y al fin, te miro, y canto a media voz:
 Quereme así, piantao, piantao, piantao...
Trepate a esta ternura de locos que hay en mí,
ponete esta peluca de alondras, ¡y volá!
¡Volá conmigo ya! ¡Vení, volá, vení!
Quereme así, piantao, piantao, piantao...
Abrite los amores que vamos a intentar
la mágica locura total de revivir...
¡Vení, volá, vení! ¡Trai-lai-la-larará!
¡Viva! ¡Viva! ¡Viva! Loca ella y loco yo...
¡Locos! ¡Locos! ¡Locos! ¡Loca ella y loco yo…!!!!

CHIQUILÍN DE BACHÍN, de Horacio Ferrer

Por las noches, cara sucia de angelito con bluyín, vende rosas por las mesas del boliche de Bachín.
Si la luna brilla sobre la parrilla, come luna y pan de hollín.
Cada día en su tristeza, que no quiere amanecer,
lo madruga un seis de enero con la estrella del revés,
y tres reyes magos roban sus zapatos, uno izquierdo y el otro ¡también!

Chiquilín, dame un ramo de vos, así salgo a vender mis vergüenzas en flor.
Baleame con tres rosas que duelan a cuenta
del hambre que no te entendí, Chiquilín.


Cuando el sol pone a los pibes delantales de aprender,
él aprende cuánto cero le quedaba por saber.
Y a su madre mira, yira que te yira, pero no la quiere ver.
Cada aurora, en la basura, con un pan y un tallarín,
se fabrica un barrilete para irse ¡y sigue aquí!
Es un hombre extraño, niño de mil años, que por dentro le enreda el piolín.

EL POLACO, de Horacio Ferrer

Porteño, flaco y rubio, te dicen El Polaco. Tal vez fuiste morocho y el alba te peinó
con lágrimas de luna, muy niño, en aquel patio,
dolor que en una orquesta de mirlos debutó.


Del sótano del alma te sobreviene el canto.
El ángel del asfalto florece en tu temblor.
Y cuando el fueye arrea su vendaval de infarto,
el Tango es una curda poética en tu voz.

¡Tu cara de reloj de arena!...
La ropa, ¡que te duele en serio!
Tu gracia de afinar los versos
siempre fiel a la milonga de tus dichas y tus penas.


En éxtasis de amor troileano,
los duendes del Gotán no han muerto;
Roberto, prestales tu misterio:
que vibren, gocen, vuelvan, sufran y amen, che, Polaco,
igual que vos.

Porteño, flaco y rubio, te dicen El Polaco.
Polaco, hermano mío, vení, cantá, ¿no ves?,
que en tu talento sueña la noche fantaseando
un loco valsecito de Expósito y Chopin.


En tanto el telegrama compadre de tus tacos
confiesa: "Si me muero de amor, reviviré...",
la estética de un beso te sangra entre los labios
y salen las palabras enamorándose.

AFICHES, de Homero Expósito

Cruel en el cartel, la propaganda manda cruel en el cartel y en el fetiche de un afiche de papel se vende la ilusión,
se rifa el corazón.
Y apareces tú vendiendo el último jirón de juventud,
cargándome otra vez la cruz.
¡Cruel en el cartel, te ríes, corazón!
¡Dan ganas de balearse en un rincón!


Ya da la noche a la cancel su piel de ojera.
Ya moja el aire su pincel y hace con él la primavera.
¿Pero qué? si están tus cosas pero tú no estás,
porque eres algo para todos, como un desnudo de vidriera.
¡Luché a tu lado, para ti, por Dios, y te perdí!

Yo te di un hogar. ¡Siempre fui pobre, pero yo te di un hogar!
Se me gastaron las sonrisas de luchar, luchando para ti,
sangrando para ti.
Luego la verdad, que es restregarse con arena el paladar
y ahogarse sin poder gritar.
Yo te di un hogar... -¡fue culpa del amor!-
¡Dan ganas de balearse en un rincón!