NUEVO ESPACIO PARA COMPARTIR

En esta foto se ven las montañas "abriendo sus puertas" para que entre la ruta y el río juntos al pueblo, quizás el más lindo de la Argentina, colgado al pie de esa piedra impresionante que es el cerro Fitz Roy.
Ese pueblo que nos invita a pasar es El Chaltén, en la patagónica Santa Cruz.
Esta página, es como esa puerta, que permite mirar en el lugar en que subo algunas de las cosas de mi archivo personal, que me acompaña a todas partes. La mayor parte de ellas, pertenecen a otra gente; otras, las menos, son propias.
Algunas, a algunos cercanos a mi vida, a mis afectos. A una parte de ellas, algunos hábiles talentosos les han puesto música.
Otras no la precisan.
Seguiré buscando y subiendo otras cosas por allí, nuevas y no tanto, las que de a poco se irán haciendo mías también.
Espero que las disfruten tanto como las disfruto yo.
Y si quieren subir algún comentario, será bienvenido..!
(rt)




lunes, agosto 08, 2011

NUEVE LUNAS, de José Pedroni

“Mujer: en un silencio que me sabrá a ternura,
durante nueve lunas crecerá tu cintura,
y en el mes de la siega tendrás color de espiga,
vestirás simplemente y andarás con fatiga.

El hueco de tu almohada tendrá olor a nido,
y a vino derramado nuestro mantel tendido.
Si mi mano te toca, tu voz, con la vergüenza,
se romperá en tu boca lo mismo que una copa.


El cielo de tus ojos será cielo nublado,
tu cuerpo todo entero, como un vaso rajado
que pierde un agua limpia. Tu mirada un rocío.
Tu sonrisa la sombra de un pájaro en el río.

Y un día, un dulce día, quizás un día de fiesta
para el hombre de pala y la mujer de cesta,
el día que las madres y las recién casadas
vienen por los caminos a las misas cantadas.

El día que la moza luce su cara fresca,
y el cargador no carga, el pescador no pesca…
tal vez el sol deslumbre; quizá la luna grata
tenga catorce noches y espolvoree plata.

Sobre la paz del monte; tal vez en el villaje
llueva calladamente; quizá yo esté de viaje…
Un día, un dulce día, con manso sufrimiento,
te romperás cargada como una rama al viento.

Y será el regocijo de besare las manos,
y de hallar en el hijo tu misma frente simple,
tu boca, tu mirada, y un poco de mis ojos,
un poco, casi nada…”